La costosa “batalla” personal que arrastra Joaquín Méndez hace más de 10 años

La "batalla" que arrastra Joaquín Méndez hace más de 10 años. 

FOTO PABLO VÁSQUEZ R.
La "batalla" que arrastra Joaquín Méndez hace más de 10 años. FOTO PABLO VÁSQUEZ R.

Poco antes de venirse a Chile, el argentino se compró un departamento en Buenos Aires y hasta el día no se lo entregan, y cada tanto surge un nuevo dolor de cabeza.

A sus 24 años, Joaquín Méndez había hecho decenas de comerciales, trabajado en televisión, e incluso participado en la popular telenovela juvenil Violetta. Tenía las cosas claras: quería tener su propio hogar, y parecía que ya estaba a punto de lograrlo; de hecho, cuando aceptó venir a Chile al reality ¿Volverías con tu ex? (Mega), fue con el objetivo de pagar la última “cuota” de la propiedad que había comprado.

Sin embargo, según recuerda con entrevista para La Firme de La Cuarta, el sueño se estancó, e incluso pareciera alejarse más cada año: “El departamento que compré en Villa Crespo, en Palermo, me costó 70.000 dólares más o menos”, recapitula, de hecho, “está en un ’90%' terminado hace seis o cinco años”.

El argentino —que finalmente decidió quedarse en Chile hace ya una década— cuenta: “Mi suegro, que es arquitecto, lo fue a ver y se rió… no está en un 90%“, en vista de que habría sido engatusado por un presunto estafador. Sin embargo, manifiesta:

“Todavía no lo doy por perdido el departamento en Palermo, la batalla sigue. El personaje que me lo vendió es un típico garca argentino, canchero. Es el típico argentino que, por lo general, en todos lados odian: ‘¿Qué hacés, pibe?‘, te dice. ’¿Cómo andás? ¿Todo bien? ¿Lo del departamento?... Ahí estamos trabajando, ¿viste cómo es la vida?' Te palabrea como loco y te dice: ‘¿Te invito un café?‘. ’¡Lo mínimo que podés hacer es invitarme un café!‘, le dijo. ’Eh, con lo caro que está... ¿unas medialunitas?, no pidas tanto', habla. Es un típico garca, barba de candado, camisa abotonada y apretada… un desastre. Te palabrea y terminás creyéndole".

Claro, Joaquín, junto con los otros compradores con los que comparte un grupo en WhatsApp, sigue en contacto con el hombre en cuestión; no pierde la ilusión de que la obra sea terminada, e incluso hace una promesa a sus seguidores:

“Cuando me entreguen ese departamento, voy a rifar unos pasajes a la gente de Chile que quiera participar; no tiene que hacer nada, solamente seguirme. No voy a pedir plata a cambio, ninguna rifa o algo por el estilo, sino para que vayan a vivir la experiencia del departamento, me hagan una historia allá y digan: ‘Es una mierda el departamento’. Pero se ganan el pasaje y la estadía en mi casa; solamente les pediré que me reciban cosas, porque tengo que mandarlas para amoblar. Será un ‘trato’”.

Eso sí, Joaquín también revela un nuevo antecedente que profundiza su desconfianza sobre el proyecto:

“Con el departamento compré una cochera, donde estacionás el auto, ¡y revendió dos veces la mía! Es un estafador. Hace poco me enteré. Lo llamé por teléfono y me dijo: ‘Es un error de plano’. ‘No, amigo, me decís que la mía es la cinco, se la vendiste a Marcos y a Julián y nos acabamos de enterar: vos querés que te mate’, reclamé. Me volvió loco, pero supuestamente se arregló“.

Por lo tanto, el trasandino admite:

“No tengo la menor idea de qué pasará. No sé qué hacer con ese departamento. ¿Consecuencias legales para él? Obvio, pero en Argentina ese tipo se va a quiebra y se va a vivir a Malta. Me duele la deshonestidad.

Joaquín no pierde la fe

Méndez recuerda que el sujeto en cuestión no era un “tipo desconocido”, sino que incluso cercano a su familia, particularmente a su padre:

“Se conocieron porque cantaban en un coro e hicieron una amistad bien bonita. “Hago departamentos”, dijo él un día. ‘Ah, mi hijo quiere comprar uno’, respondió mi papá. Y le compramos... Mi viejo ya no puede ir más a cantar; perdió un grupo de amistad, por culpa de ese tipo; no lo puede ver. Jugó con mi ilusión de niño, de 24 o 25 años, ahorré toda la plata".

Más allá de sentirse estafado, lo que más le duele a Joaquín es todo el esfuerzo para ahorrar que le implicó aquella compra: “No me compraba ni un palito de helado”, asegura, y profundiza:

“Jugó con mi dinero; terminó otras obras que adeudaba, pero la bomba explotó con mi departamento y no pudo terminar. Le escribí una carta, muy emotiva: ‘Jugaste con mi ilusión. Ya no soy un niño, crecí y me da un poco de rabia no poder, ni siquiera cuando viajo a mi país, tener mi lugar. Me robaste’. Lo repliqué y varios inquilinos me escribieron que habían llorado con mi carta: ‘Me pasó lo mismo que a ti’ y ‘conmigo no jugó con mi juventud, sino que con mi vejez’, me decían. Es fuerte. Lo tomamos como risa, pero no es lindo que te estafen, y más con un inmueble.

Pero, considerando que ha pasado un largo tiempo, Joaquín también prefiere no darle tanta gravedad al lío en cuestión:

“La estafa del departamento me la tomo con humor, porque así es mi ADN también, siempre tratando de ver el lado positivo… Si no lo termina este tipo, contrato unos maestros de Chile, me los llevo y lo terminamos. Me tocó, tal vez, el lado amargo de la deshonestidad en Argentina; no son todos deshonestos. Hay muchas cosas lindas que me llevo de allá“.

Eso sí, igual transparenta que “hace rato” que no visita su país natal, sino que son sus padres quienes suelen visitarlo. Sobre ir a Argentina, se descarga:

“Me da rabia ir y no tener un lugar. Quiero ir cuando esté listo el departamento, cuando ya me digan: ‘Tenés la llave’. El departamento es un hito importantísimo, hace diez años que lo espero. Iré con todo, con bombos y platillos; y me quiero llevar a alguien de Chile para que participe y viva la experiencia; siento que el chileno ya es parte de mis fracasos, mis virtudes y mis éxitos, entonces quiero compartirlo”.

LEE ACÁ LA ENTREVISTA COMPLETA A JOAQUÍN MÉNDEZ

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