Este próximo jueves 21 de agosto llegará a los cines “Me rompiste el corazón”, la película del director Boris Quercía que retrata la tormentosa historia de amor de Roberto Parra Sandoval y “La Negra Ester”.

Con Daniel Muñoz y Carmen Gloria Bresky interpretando a los personajes principales, la cinta hace un recorrido por la vida del cantautor, creador de la cueca chora y cronista de la bohemia porteña.

Acompañado de su guitarra, Parra se forjó entre prostíbulos y bares de Santiago, Valparaíso y San Antonio, hasta que su mundo cambió al conocer a una prostituta del puerto, quien se convirtió en uno de sus grandes amores.

A finales de la década de los ochenta, Andrés Pérez llevó al teatro la obra “Las décimas de la Negra Ester” de Roberto Parra, la que se convirtió en una de las obras más exitosas del país. En aquel entonces, fue Borís Quercía el encargado de interpretar al mismísimo cantautor. Y fue ahí que surgió la idea de llevar la historia de Parra y la Negra Ester a la pantalla grande.

Con la música de Álvaro Henríquez de Los Tres -que formó parte de La Regia Orquesta que acompaña a la obra de Pérez-, la película es un recorrido de sonoridades que retratan la infancia de Parra, su juventud llena de aventuras, hasta el momento en que conoce a La Negra Ester.

En una conversación con La Cuarta, el director Borís Quercía habló sobre su nueva película, la obra “La Negra Ester” de Peréz, el legado de Roberto Parra y cómo esta cinta puede acercar a las nuevas generaciones a la obra del cantautor.

-Tienes un vínculo bastante largo con “La Negra Ester” ya que fuiste parte de la obra de Andrés Pérez que se estrenó en 1988. Ahí interpretaste justamente a Roberto Parra. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué recuerdos tienes de cómo fue todo esto?

-Fue alucinante porque yo era muy joven, estaba saliendo de la escuela de teatro y de repente protagonizar una obra que tiene un éxito brutal, que salió de viaje por muchos festivales en Europa, en Estados Unidos, Latinoamérica, que tuvo la importancia que tuvo a nivel país. Recorrimos de Arica a Punta Arenas, siempre salas llenas. Mucho fervor en la gente. Era alucinante, era como el sueño del pibe, o sea. ¿Qué más quería?

“Obviamente, como todo en la vida se va a desgastando, qué sé yo. Yo estuve 4 años haciendo la obra y luego fui siguiendo mi camino, en el teatro, en la actuación, en la dirección. Yo paralelamente iba aprendiendo a dirigir, hacia mis cortometrajes. Yo tengo un camino autodidacta en la dirección. Entonces, siempre tuve como las ganas de hacer esa historia que era tan conmovedora, una historia tan chilena, tan popular. Siempre me tuve las ganas de hacerlo y por fin lo logramos.

-Leí en una entrevista que contó que Roberto Parra se iba de gira con ustedes con la obra.

-Sí, muchas veces incluso Europa. México fue con nosotros. Y a muchos lugares de Chile también.

-¿Cómo fue conocer a Roberto Parra mientras lo estabas interpretando?

-Se producía una cosa bien extraña como de complicidad. Yo creo que Roberto me veía como un alter ego de él, se veía reflejado en mí en el escenario, así que siempre fue muy simpático conmigo, tuvo mucha cercanía conmigo.

-Ahora con quien más yo creo hizo amistad en la obra fue con Álvaro Henríquez de Los Tres, que tocaban en la orquesta de la obra (La Regia Orquesta) y de hecho, Álvaro durante el proceso de escritura de guión me cuenta que él tiene mucho cassettes que grabó a Roberto Parra en unas reuniones que ellos hacían y tocaban música. Él me pasó esos cassettes. De ahí yo estructuré muchas cosas de la película en torno a esta grabación y con Álvaro Henríquez, porque de hecho aparece él como personaje (interpretado por su sobrino, Nicanor Henríquez). Eso fue re importante para construir la historia y. Y desde ahí saltar al pasado y a otras cosas que quería contar, y a la historia de la Negra Ester.

-Mencionas que desde la obra que ya estaba esta idea de contar la historia, pero ¿cuándo se empieza a concretar este proyecto para llevar a Roberto Parra y a la Negra Ester al cine?

-Previo a la pandemia conseguimos un financiamiento, pero después vino la pandemia, las cosas se volvieron más caras, entonces tuvimos que seguir buscando fondos hasta que logramos el año 2023 de filmar. Luego tuvimos que seguir buscando fondos hasta poder terminarla. Entonces a sido una película muy colaborativa, mucha gente está detrás de una película. Mucha gente de San Antonio, del puerto de San Antonio, empresas del puerto grande y pequeñas nos ayudaron. Gente del ambiente cultural de San Antonio. Fundación por Amor al Arte de San Antonio, gobiernos regionales. O sea, ha sido un trabajo muy pesito a pesito que fuimos juntando, porque la gente le tiene mucho cariño Roberto. Así que tuvo este aspecto como comunitario. Conoció a tanta gente Roberto, porque nunca estaba mucho rato quieto en un lugar, andaba saltando por Chile. Se subía a un tren de carga, se quedaba dormido, terminaba no sé dónde, se bajaba y comenzaba otra historia. Era una vida muy aventurera, muy desordenada.

-¿En este proceso conversaste con otras personas que habían conocido a Roberto Parra?

-Claro, en San Antonio. En la película aparece un bar y aparece un personaje que el Checo interpretado por Otilio Castro. Ese personaje está vivo todavía, me contó muchas historias de Roberto en San Antonio y tiene el bar. El “Luces del Puerto” quedaba en el cerrito donde estaban los cabarets y era el que estaba más arriba porque era el más pobre de todos, porque era una escalera larga que eran puros cabarets y arriba, arriba, arriba, al final estaba “Luces del Puerto”. Era el cabaret más tirillento, donde iba la gente más empobrecida, los marinos, los estibadores. Todos esos gallos iban para allá. Entonces bajando esa escalera junto al frente, cruzando la calle está el bar del Checo. Que es una puertecita, nomás, dice “Aquí es el bar”, uno entra y una casa larga que tiene el bar, es parecido a lo que hicimos nosotros donde se juntaba Roberto. Así que sí, hay gente de San Antonio que obviamente lo conoció.

“Yo trabajé mucho con su viuda, Cata Rojas, que es como la guardiana de la historia de Roberto, de la música, del arte. Ella tiene los cuadernos de Roberto que los mandó a la Biblioteca Nacional, ella tiene un pequeño museo de Roberto con sus guitarras, con muchas fotos de Roberto. Así que todo este material fue importante”.

“Por ejemplo, la maqueta (que aparece) en la película, es una maqueta que hizo Roberto Parra. Una vez maestrando hizo una maqueta de cómo era Chillán cuando era niño, porque eran tan fuertes los recuerdos que él tenía de su infancia, que tenía una pulsión por recordarlo, por hacer eso. Entonces eso también me sirvió para contar la historia”.

-Un detalle que me llamó la atención es que en la película hay distintas líneas temporales, donde se muestran distintas etapas de la vida de Roberto Parra. ¿Cómo fue su infancia? Era el hermano menor de Violeta y Nicanor.

-Es una familia que vive en la extrema pobreza porque Clarisa Sandoval queda viuda con 12 cabros chicos. 3 de un primer matrimonio, 9 de un segundo matrimonio. Su esposo Nicanor se llamaba igual que Nicanor, el hermano mayor, muere y la deja a ella con 12 cabros chicos y ellos tienen que salir adelante. Un poco de eso se cuenta en la película, todos esos recuerdos de infancia fueron muy fuertes porque se vivía en mucha emergencia. Imagínate que Violeta cantaba en la calle sin que su mamá supiera. Iba con Roberto y con Lalo al cementerio a limpiar tumbas, a regar las flores y pedían ayuda por eso, unas moneditas por eso. Después iban a la plaza de Chillán a lustrar zapatos y finalmente, a Roberto lo arrendó una cieguita para que haga de lazarillo, sea el que la la guía, porque esta cieguita iba a ir cantando por las plazas de Chile, era una cantora popular. Entonces, imagínate todos los recuerdos de esa vida así de aventurera. Y ese hambre, no tenían qué comer literalmente, ese hambre como que queda grabada en tu infancia. Son muy fuertes los recuerdos.

“Y sobre todo, lo que yo rescato, porque lo hago un puente con el presente, es su historia de amor de niño, que es una historia de amor absolutamente pura. Historia de niños, de amor de niños. Sunilda se llamaba esta niñita que vivía en Chillán, que era una niñita que era de una clase social un poco más alta. Roberto de niño no tenía zapatos, los primeros zapatos se los compra la cieguita, como premio a su trabajo. Un hermanito de él, Polito, muere guaguita por condiciones de salud. Era una infancia muy desgarradora, pero con mucho cariño de su madre, una mujer muy fuerte, muy potente que logró sacarlo adelante, encauzar a esta familia, darle educación a Nicanor que fue el único que pudo estudiar, terminar el colegio y entrar a la Universidad. Nicanor después le devuelve la mano y se trae a toda la familia a Santiago, menos a Roberto que se queda en Chillán tocando en los cabarets y de ahí no para más. Es una vida bien desordenada”.

-Hay otro detalle también que me llamó mucho la atención, que es la forma en la que utiliza la puesta en escena teatral en la película.

-Lo que pasa es que a Roberto fue el teatro el que lo sacó realmente a la luz, porque Roberto era muy conocido en los ambientes de la cueca hasta los años ochenta, en el ambiente de la cueca, de las décimas. Pero realmente él sale a la luz cuando se hace “La Negra Ester”, ahí se vuelve un personaje ya más nacional. Se le reconoce su trabajo y empieza a surgir, pero Roberto siguió escribiendo porque era un escritor compulsivo, no paraba escribir, llenaba y llenaba cuadernos. Escribió “El Desquite”, por ejemplo, nosotros también la montamos en el teatro y Andrés Wood hizo una película. Así que el teatro tenía que estar presente de alguna manera y se nos ocurrió de esta forma, que también lo hacía avanzar la historia y mantener la atención del público, crear otro plano de narración. Nos sirvió mucho lo del teatro, la verdad.

-Hacía la conexión con la obra, que como mencionas fue muy importante en la vida de Parra.

-Fue súper importante. Entonces tenía que estar el teatro presente de alguna manera. Y fue una solución ingeniosa también para poder avanzar la historia con los medios que teníamos porque esta película está hecha la chilena. Es muy Parriana, es muy como Roberto, que andaba todo el día buscando fierritos, palos para arreglar la casa, para poner aquí, allá, para arreglarle la casa a la mamá. Lo que sea, todo lo ocupaba el viejo, hacía sus propias guitarras cuando no tenía etcétera. Ocupamos el ingenio de Roberto, yo creo que estuvo también apoyándonos desde alguna parte el ingenio de Roberto para terminar la película.

-En esta película es Daniel Muñoz quien interpreta a Roberto Parra, actor con quien ya habías trabajado en ‘Los 80’.

-Nos une una gran amistad. Nosotros nos conocemos desde la escuela de teatro, nosotros entramos al mismo curso el mismo año en la Escuela de teatro en la Universidad de Chile. Y desde ahí que nos conocemos con Daniel, hemos hecho muchas obras juntos, hemos trabajado en películas juntos. Trabajamos juntos en “Historias de Fútbol” de Andrés Wood, en “Los 80”, yo dirigí cinco temporadas y en las cinco fue protagonista Daniel. Acabo de terminar una nueva película con Daniel Muñoz, que se llama “Conejillos” que la voy a estrenar el próximo año, una comedia.

“Era la persona más indicada por lejos para hacer este papel (de Roberto Parra) y Daniel de alguna manera lo estaba esperando también. Nosotros, antes de la pandemia, hicimos un pequeño teaser de esta película para buscar fondos y era protagonizado por Daniel. O sea, ¿quién más va a cantar las cuecas como Roberto y que actúe tan bien como Daniel? Imposible. Era su rol”.

-¿Cuál es el legado que dejó Roberto Parra?

-La obra de Roberto, su obra décimas, él tiene la vida de Violeta escrita en décimas, tiene su propia vida escrita en décimas, que es una forma de poesía popular que es ya un patrimonio de Chile. Son cuecas choras, las cuecas urbanas de Roberto. Fíjate que el 29 de junio, el día del natalicio de Roberto Parra, es nombrado por el Congreso Nacional como el Día del Folclor Urbano en Chile. Es interesante el folclor urbano. Antes el folclor era del campo, pero las ciudades también tienen su expresión artística folclórica y eso lo recató Roberto. El jazz guachaca es un género musical que inventó Roberto a partir del jazz estadounidense, el lo chileniza con los instrumentos y cómo se tocaba aquí la guitarra y hace el jazz guachaca, que es una manera de tocar el jazz, al modo de Roberto de Parra.

“Toda la obra de Roberto Parra es importantísima como un legado patrimonial de la cultura chilena más popular”.

-¿De qué manera crees que esta película podría acercar a las nuevas generaciones a la obra de Roberto Parra?

-Mira, a mí me llama mucho la atención cómo poco a poco… Creo que tiene que ver de alguna manera que Los Tres hicieron un puente generacional entre una generación más vieja y otra más jóven. Yo estoy viendo los 18 de septiembre y todo, como que hay una vuelta a la cueca, al folclor, de parte de generaciones que en algún momento no estaban ni ahí con eso. Creo que la película va en esa línea.

“Creo que es una historia de amor muy bonita, muy desgarradora, que puede conmover a cualquier persona que alguna vez le han roto el corazón. Esto sirve para grande y chico. Por otro lado, acercar obviamente al folclor más popular. Porque este folclor no nace en las universidades, en la facultades de arte ni en la academia musical, este nace realmente del pueblo, de la calle, de lo más popular, de lo más genuino del alma nacional. Así que esa es la importancia de Roberto y de acercar a las nuevas generaciones a su arte.

La película “Me rompiste el corazón” se estrena este jueves 21 de agosto en las salas de cine del país. “Tenemos más de 45 copias que van a estar en todo Chile, así que acercarse y ver que estemos en cartelera”, cerró Boris Quercía.