La noche del sábado 13 de febrero de 1993 en el Festival de Viña tuvo todos los componentes para armar una verdadera fiesta en la Quinta Vergara. Ahí estuvieron artistas como Sergio Dalma, El General e inclusive Beatlemania, quienes esa jornada se subían por segunda vez en la misma edición debido al inusitado éxito que habían tenido dos noches antes.

Sin embargo, todas las miradas y los comentarios terminaron siendo robados por Gloria Trevi, la controvertida cantante mexicana que debutaba en la cita festivalera con solo 25 años y venía a presentar su tercer disco, Me siento tan sola, que incluía canciones como el exitoso tema que daba nombre al álbum o ese otro hit llamado “Con los ojos cerrados”. Asimismo, su visitaba causaba expectación por el éxito que ya arrastraba por canciones como “Pelo Suelo” o “Tu ángel de la guarda”.

“Con los ojos presentamos a Gloria Trevi” decía Antonio Vodanovic al inicio del show de la cantante mexicana, quien fue recibida entre gritos y con un jolgorio propio de una artista que por ese entonces ya estaba consolidaba en las radios del país. Y Gloria, dando cuenta del frenesí que la caracterizaba por ese entonces, entró corriendo, saltando y dando giros efusivos para conectar con la audiencia de la Quinta Vergara.

De ese modo, y en sus primeros segundos de presentación, de inmediato desató su energía, entregando de inmediato un anticipo a lo que vendría a continuación con la performance de canciones como un cover de “Gloria”, “La pasabas bien conmigo”, “Con los ojos cerrados” y “Hoy me iré de casa”. Claro que la hecatombe ocurriría con la siguiente canción.

La satisfacción de Gloria

El quinto tema del setlist de la artista mexicano sobre el escenario del Festiva fue un cover de “Satisfaction” de los Rolling Stones, una canción que incluyó en su primer disco bajo el nombre de “Satisfecha”.

Ahí, cuando ya estaba completamente desatada, saltando y dándolo todo en una performance que sería recordada por décadas, la cantante procedió a sacarse su chaqueta de mezclilla y, justo cuando la letra de la canción decía “quiero más, quiero más”, tomó a un sujeto acreditado de la primera fila, lo subió al escenario y procedió a arrodillarse a la altura de su ingle para generar un grito de la audiencia.

Y ahí, mientras llegaba a la parte de “no lo entiendo” de la canción, se montó arriba del tipo y comenzó a recrear una performance de connotación sexual de antología.

El tipo, que claramente no sabía qué hacer, se veía impactado. El resto de la audiencia en Viña tampoco lo podía creer y los televidentes, propios de una era más empaquetada, se sumaron al shock mientras la sala de dirección recurría a mostrar al coro para no presentar directamente a la cantante.

La Trevi, con la energía al tope, luego procedió a levantar al sujeto, quitarle la acreditación y al no poder sacarle la chaqueta, lo despacho con un gesto de total insatisfacción. Y fue ahí que siguió la performance gritando a todo pulmón: “NECESITO UN HOMBRE”.

Y un hombre fue a buscar entre la audiencia, subiendo a un tipo de polera roja que siguió un poco más el juego de la artista, aunque también quedó K.O. cuando la Trevi le rasgó la polera.

Durante todo su espectáculo, Gloria Trevi también lanzó agua a sus compañeros del jurado, escaló hasta unos gigantescos altoparlantes y le dijo a Antonio Vodanovic que se había escondido mientras recibía la Gaviota de Plata por su rockera actuación.

Un día después su show fue comentario obligado en televisión y su pasó por el Festival de Viña la terminó coronado como la Reina en uno de los últimos años de la denominada “época dorada” del certamen de la Quinta Vergara.

Años después, la propia cantante explicaría a La Tercera que: “Mi mensaje era el mismo de siempre: que las mujeres tenemos todo el derecho de pedir lo que queremos”. También valoró su elección como reina, expresando que: “me encantó ser llamada ‘La Mujer del Monstruo”.

Por su parte, Tita Colodro, productora del Festival, también recordaría que lo que se vio sobre el escenario ya era conocido por la organización desde los preparativos previos. “Mientras ensayaba, subió a nuestro productor musical al escenario y empezó a zamarrearlo, se le subió encima a hacer movimientos mucho más osados que los que hizo en la noche”, dijo.

Dicho productor musical Mauricio Guzmán, recordaría que: “Después nos pusimos a forcejear, porque ella quería botarme y yo no sabía qué hacer. Luego, cuando me rendí, la tipa se dejó caer en mi cara. Nadie entendía nada y yo sólo atiné a reírme”.