Contra todo pronóstico, considerando que ha dado pocas entrevistas a lo largo de su carrera en la tele a color, Jorge González tomó a varios por sorpresa tras ser parte del último capítulo de la tercera temporada de El cuarto de música, donde habló de lo humano y lo divino con su conductor, Cristián Chico Pérez.

Al líder de Los Prisioneros se le vio relajado y alegre, y no tuvo problemas en abordad diversos temas, tanto de su trayectoria musical como otros de su vida más personal.

Después de cuatro años de la última entrevista que dio en televisión, rememoró la diversidad de sus gustos musicales cuando sólo era un niño.

“Tengo recuerdos de lo que escuchaba en la casa de mi abuelita. Ella tenía discos desde Los Beatles y Tom Jones, pasando por italianos como Nicola Di Bari, Ricardo Cocciante y Raffaella Carrá, hasta Raphael y Miguel Bosé. La música hay que escucharla sin prejuicios… Cuando era chico me gustaba todo”, admitió.

Además, también se tomó un minuto par analizar lo que fueron sus primeros años en la banda de San Miguel, para la cual compuso clásicos que traspasaron generaciones y que hasta el día de hoy se escuchan, como El baile de los que sobran y Corazones rojos, entre muchas otras.

“Creía que me las podía ingeniar para hacer canciones buenas. El primer disco, La voz de los 80′ quedó bonito. La letra de la canción No necesitamos banderas me hace sentir orgulloso porque es un canto a la libertad y a la independencia. La escribí a los 17 años”.

Y en esa misma línea, agregó entre risas: “Los 17 años, comparado con los 18, es chico, pero comparado con 16 es grande. Yo encuentro que a los 21 la gente no es mayor de edad, son cabros chicos todavía, pero con bigotes. A los 30 años la gente está un poco ubicada, a los 40 les empieza a caer la teja y a los 50 años se empieza a cachar la cosa”.

Además, indicó que “me gusta Pateando piedras-su segundo disco-, tiene singles mortales. Me hace sentir orgulloso el tema Muevan las industrias, por el sonido, además es interesante lo que cuenta la canción: es la caída de todas las industrias en la crisis económica del 82, se cerraron gran cantidad de fábricas nacionales, frente a la llegada de productos importados… que eran malos, pero daba lo mismo porque eran de afuera”.

Sus compañeros en Los Prisioneros

En tanto, González también se refirió a sus dos compañeros de la banda, Claudio Narea y Miguel Tapia, a quienes les pegó una sutil repasada.

En concreto, confesó que cuando se reunía con ellos, y él llegaba con ideas nuevas, nunca le decían nada. “Los cabros tocaban lo que yo les decía que tocaran, ellos nunca me decían nada... yo no tenía que imponer ideas, era el que tenía las ideas, entonces no había otra”, recalcó.

Por último, en cuanto a la disolución de Los Prisioneros, su opinión fue clara y tajante. “Cuando nos separamos nos habían ofrecido una gira a Estados Unidos y yo dije que no, que no seguía tocando. Estuvo bien el final de la banda... hubiese sido charcha que hubiésemos ido decayendo y fue lindo que nos despidiéramos con el disco más exitoso”, cerró.