Tras el éxito de Dinamita Show a mitad de los noventas, el humor callejero se abrió pasó en el Festival de Viña y el año 2001 se concretó la presentación del dueto humorístico Millenium Show, un tándem conformado por Julio - posteriormente mejor conocido como Peñeteñe - y Turrón, quienes comenzaron haciendo humor a cara pintada en circos para luego volcarse a la calle y concretar presentaciones en lugares tan emblemáticos como la Plaza de Armas de Santiago y el Paseo Ahumada.

Y sobre el escenario no solo se ganaron los vítores del público, pues también recibieron la Gaviota de Plata, otra de Oro y lo que en ese momento fue un éxito que los encumbró a la televisión.

Pero en ese momento de gloria, cuando la gente coreaba un “olé, olé, olé, Tu-rrón, tu-rrón”, el humorista se sacó una espina que tenía clavada. Enrostró el triunfo al legendario periodista de espectáculos Italo Passalacqua.

“Mira, hubo gente que nos quiso amortillar nuestro trabajo, gente de otros medios, me gustaría que entre todos le tapáramos la boca a una persona que a nosotros no nos conoce, a mi no me conoce, y nos trató mal. Nos dijo que nos iba a ir mal, nos dio las malas vibras, y yo creo que entre todos le vamos a tapar la boca a don Italo Passalacqua, de verdad”, dijo Turrón generando la ovación.

Acto seguido, las cámaras del Festival mostraron a la audiencia mientras Antonio Vodanovic, el conductor del show por ese entonces, recalcaba que: “esta noche vamos a reír, esta noche nos vamos a encontrar, esta es una noche de amistad, esta es una noche en donde el talento ya está aflorando”.

Pero una vez que las cámaras mostraron al emblemático periodista, el monstruo despertó con las pifias. E Italo, haciendo lo que siempre lo caracterizó en televisión en programas como Buenos Días a Todos y SQP, se puso de pie y confrontó las pifias saludando a la audiencia y, más aún, tirándole besos.

Claro que el monstruo posteriormente terminó con un coro contra la diversidad sexual propio de la época. Mientras Turrón intentaba seguir su show, la gente respondió a los besos de Passalacqua con un coro de “fleto”.

“Parece que la jodimos”, dijo Turrón a continuación.

La polémica se extendió posteriormente a los programas de televisión, pero las pifias a la larga se quedaron en esa noche.

Aunque Passalacqua estuvo involucrado en varias controversias, especialmente por su rol durante la explosión de la farándula como contenido televisivo, su rol como periodista lo llevó a mantenerse como una figura reconocida y, aunque a muchos no les gustara, respetada.

Más aún, el periodista, en su rol de “el abuelo”, también terminó convirtiéndose en una figura de culto, ya que sus interacciones con Felipe Avello en el programa SQP aparecen constantemente en redes sociales hasta el día de hoy.

Pero lo realmente importante es que aún cuando en la Quinta Vergara le corearon la palabra “fleto” a causa del momento con Millenium Show, Passalacqua siempre caracterizó por ser un rostro que reconocía su homosexualidad sin tapujos en TV. Obviamente ello le generó discriminación y diversos problemas.

“Cuando le conté a mi mamá que era homosexual me mandó al psicólogo. Me dijo: cásate con quien sea, pero cásate, o te van a hacer la vida imposible. Cada vez que tenía un problema me acordaba de esa frase, porque tenía razón. Profesionalmente, siempre te tratan de joder por ese lado, nunca porque eres mal periodista, un mal trabajador o eres flojo, sino que porque eres homosexual o ‘maricón’, como le gusta decir a la gente. También pasa que muchos creen que tengo intenciones con ellos por mi orientación o que cualquier roce que puedo tener con alguien es porque soy gay. Es triste eso, porque deja ver mucha ignorancia”, dijo en un manifiesto con La Tercera.

Con lo anterior en cuenta, basta recordar que durante el año 2015, Passalacqua fue celebrado por pasearse por la alfombra roja de la Gala de Viña junto a Patricio Herrera, su pareja desde 1981 y quien lo acompañó hasta su muerte en 2018, momento en que fue honrado por el ministerio de Cultura y organizaciones de diversidad sexual.

Mal que mal, el abuelo de las pifias terminó siendo celebrado y ya pocos recuerdan su momento más incómodo en Viña.