Polimá WestCoast le canta al racismo en Chile: "Muchos negros me agradecen"

Pese a su corta carrera, es hoy uno de los hombres ancla de la escena urbana nacional. Suma presentaciones en grandes escenarios, varias colaboraciones con artistas internacionales y parece no tener techo: "Mi mejor música está por salir ahora", notifica. Tras estrenar su último sencillo, "Enigma", acá Polimá WestCoast habla de su próxima placa y de su bandera acaso más ambiciosa: la épica de combatir el racismo en Chile.

"Es loco todo lo que ha pasado… han sido muchas cosas. Han salido muchas canciones que han sido muy grandes, hermano, y me han cambiado la vida", resume del otro lado de la pantalla Polimá WestCoast, sonrisa fácil, sentado, acomodando sus dreadlocks con un gesto breve, aparentemente avezado en la nueva realidad que decretó la pandemia para dialogar.

La "reunión" de Zoom, de hecho, será más corta de lo que hubiésemos querido: en poco más de 15 minutos, "Poli", como le gusta lo llamen, hablará en directo con una radio local, y otra..., y después seguro otra. Allá probablemente les comentará sobre "Enigma", el tema que acaba de estrenar y que es también el primer adelanto de su próxima placa, Las crónicas de Ngangu II.

https://www.youtube.com/watch?v=O6NiSQEar4g

"Para mí es muy importante, me encanta la canción, la escucho una vez y la tengo que escuchar otra vez", me dice, antes de soltar otra risa y antes de deconstruir su trabajo:

—Mi próximo proyecto cuenta con muchas canciones muy divertidas y muy innovadoras como ésta. Es trap, pero siento que es el trap que venía haciendo desde mis inicios, el mismo que me llevó al Lollapalooza y todo ese tipo de cosas. Entonces, he tenido la misma recepción de la gente: están felices porque volví a ser lo que solía ser. Estoy contento por eso.

Su rostro y acaso el modo en el que emana sus mensajes refrendan ese sentir. De hecho, sugieren la idea de que Polimá —en especial por su presente, una carrera cortísima que sin embargo almacena algunos de los himnos más inmediatos del género urbano nacional, dos invitaciones a Lollapalooza y otro montón de colaboraciones incluso con prestigiosos artistas internacionales de la escena como Ñengo Flow, Duki o C. Tangana— vive cada día de su vida así: algo despreocupado, con la alegría incorporada.

Pero la realidad, él mismo ha delatado, es más compleja. Para encontrar una evidencia hay que retroceder apenas cinco meses:

El lunes 5 de octubre del 2020, el cantante compartió un video en su cuenta de Instagram donde tres funcionarios de la Seguridad de Vitacura parecen perseguirlo. Polimá, que viajaba arriba de un vehículo, lo confirmó en el texto que acompañó la publicación: "Estos giles cu... nos siguieron desde Parque Bicentenario y después por todo Vespucio (...) nos siguieron por varias cuadras, hasta que salimos de Vitacura. Ahí recién nos dejaron tranquilos..., tratándonos como si fuéramos delincuentes".

Algún tiempo antes, cuando cotizaba su primer vehículo, reveló en un capítulo de La Junta, también lo siguió Seguridad Ciudadana: el dueño de la automotora sospechaba de él. "El tipo después me conoció y me dijo 'ooooh, mi hija te ama', y cuando le dije que quería comprar un auto, su manera de verme ya era distinta. Terminé mandándole saludos a la hija", relató.

Allí, también subrayó, es común que cuando va al supermercado lo sigan los guardias. En otras entrevistas, ha contado que muchas veces le gritaron "¡haitiano!" como si se tratara de un insulto.

Es tal vez el único sinsabor de su carrera: cada vez que encara a los flashes y micrófonos, Polimá Ngangu debe aclarar que es negro pero chileno. Que su padre es angoleño y su madre chilena, que se separaron y perdió contacto con él, que se crió acá, que tiene varios hermanos desparramados por el mundo, que vive con uno de ellos. Que aunque se siente profundamente orgulloso de sus orígenes, convive con el racismo.

—Es muy importante tocar esos temas, no hay que dejarlos de lado —dice el hombre detrás de "My blood"—: creo que nosotros como artistas tenemos un rol fundamental porque tenemos una vitrina muy grande en la cual podemos compartir con las personas y llevar mensajes positivos. Y uno de esos mensajes es la libertad de expresión, desde mi lado al menos, de hacerlo como Polimá. Siempre ha sido muy importante la unión de las personas, y la unión de diversidades. Ahora ya vivimos en un país multicultural, donde hay negros chilenos, hay personas con rasgos asiáticos que son chilenos, ¿me entiendes? La gente se tiene que adaptar y acostumbrarse, porque el mundo está sufriendo muchos cambios constantes y uno de esos es la diversidad cultural.

—Incluso hasta hace poco has vivido situaciones de este tipo. ¿Qué es lo que te genera?

—Me da pena, es triste saber que aún quedan personas así..., pero no pierdo la esperanza de que algún día van a cambiar su mentalidad y que yo voy a seguir contribuyendo con mi arte, con mi música, llevando ese mensaje y esperando que tenga un cambio positivo en la sociedad.

Combatir el racismo y la xenofobia aún presentes en Chile es una de sus banderas de lucha, una idea quijotesca pergeñada desde pequeño, cuando notó que su apariencia era distinta que la de la mayoría de sus amigos, y que consolidó más de grande, cuando se lo hicieron sentir, cuando pudo ver con sus propios ojos que a los extranjeros les cuesta asentarse en el país.

También se propuso otra, tal vez un poco más asequible pero no por eso menos significativa. Criado por su madre, bailarina profesional, Polimá admite siempre haberse sentido atraído por la música romántica. Explicó alguna vez que, en ese ambiente, solía escuchar bandas como La Oreja de Van Gogh y que probablemente de allí devino su lado más sensible. Por eso, a través de sus proyectos, busca de alguna manera reivindicar el sufrimiento del hombre.

Esa es la idea de "Brokeboi", sencillo incluido en Las Crónicas de Ngangu de 2018 y que también esconde una definición mucho más amplia. Lo explica a continuación:

—El concepto "Brokeboi" nace a raíz de una desilusión amorosa, pero invitando siempre a no tomarlo de una manera negativa, sino de una manera positiva: expresar los sentimientos te libera y te ayuda mucho -personalmente- a no sentirte con ese peso. Y es lo que "Brokeboi" está intentando crear: romper esa barrera..., siempre el vanguardismo va a ser el principal concepto, que la gente tenga que seguir unas cosas..., pero buscamos que sea chocante, que vean cómo un hombre también puede sufrir. Que no sea todo tan machista, también. Es amplio el concepto, ¿me entiendes?

—Oye Polimá, se vino "Enigma", se vienen Las Crónicas II, pero, ¿qué sigue?

—Mi mejor música está por salir ahora. Porque me estuve preparando para este momento, donde puedo hacer la música que realmente me gusta y plasmar lo que tengo aquí —se pasa la mano suavemente por su cabeza— en algo sonoro. Y eso es algo complejo, porque cuesta mucho alcanzar ese nivel.

—Ha pasado muy poco desde que explotó tu carrera… mirando hacia atrás, ¿qué le dirías al Poli del pasado?

—He evolucionado y he aprendido mucho más de la música, cómo desenvolverme en este mundo, y también el cómo veo la música. Le diría al Poli antiguo que siga así, como está haciendo, que siga experimentando como lo está haciendo, porque todas esas cosas me han hecho mejorar.

—¿Y quién es Polimá WestCoast actualmente?

—Polimá WestCoast es un artista nacional, chileno, que tiene mucho por ofrecer, mucha música por presentarles. Mucha comedia, mucha diversión. Polimá WestCoast, la marca, se ha transformado en un propulsor. Hay mucha gente que me escribe y me dice que la he ayudado con la depresión, muchos negros que se han sentido con la fortaleza de estar aquí en Chile y hacerse valer por sus derechos. Siento que eso es Polimá.

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