Juan Pablo Escobar, hijo del fallecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar, estuvo de paso por Chile para participar de un congreso de la Fundación Lo que Verdad Importa.

En este contexto, repasó su transformación personal y explicó por qué tuvo que cambiar de nombre: hoy es conocido legalmente como Juan Sebastián Marroquín.

Tras la caída del Cartel de Medellín, escapar se volvió una cuestión de vida o muerte. “No había opciones para nosotros. Cuando queríamos comprar pasajes para salir, me decían ‘a ti no te vendemos pasajes’”, recordó en una entrevista con Meganoticias.

Eso sí, aclaró que su cambio de identidad no significó renegar de su padre, sino simplemente fue una manera de seguir vivo.

Marroquín admitió que durante años convivió con la idea de tomar el lugar de su padre en el narcotráfico. “Pude haber sido ese Pablo Escobar 2.0”, confesó, aunque rápidamente reconoció que de haber seguido ese camino, “no estaría aquí con ustedes, estaría muerto”.

En ese contexto, abordó una de las historias más sorprendentes de su niñez: cuando su padre, en uno de sus planes más excéntricos, pensó en secuestrar a Michael Jackson.

La idea surgió como una “sorpresa” para el cumpleaños de su hijo, pero con una lógica criminal: “Mi padre tenía esa mente siempre preparada para la criminalidad. En vez de pensar en pagarle para un concierto, dijo ‘Ok, le pago para el concierto, pero cuando venga, me tiene que pagar él a mí para que yo lo suelte’”.

Según contó, el plan nunca se llevó a cabo gracias a que les confiscaron la finca donde iba a realizarse el evento. “Por la gracia de dios, nos quitaron la finca donde iba a suceder eso”, dijo.

Juan Sebastián agregó que si no hubiera sido así, el secuestro probablemente se habría concretado: “Iba a suceder porque mi papá tenía todo el dinero para hacerlo”.