El tremendo piropo del "Tío Emilio" Sutherland para el conductor de Alerta Máxima

El martes pasado, en el Teatro Caupolicán, Emilio Sutherland se paseaba chocho por los pasillos del recinto de calle San Diego. Se sacaba fotos con todos, y fue uno de los pocos famosos que se quedó hasta el final, con el mejor de los ánimos. No es para menos. Su programa En Su Propia Trampa había logrado su cuarto Copihue de Oro –VEA LOS MEJOR Y PERO VESTIDOS DEL EVENTO AQUÍ–. Toda una hazaña en medio de un clima que terminó complejo para el programa de Canal 13.
Con el debut Alerta Máxima, de Chilevisión, la competencia se volvió ruda al final de la temporada del espacio de Sutherland. El docureality policial de CHV, conducido por el periodista Carlos López, le quitó valiosos puntos de rating a En Su Propia Trampa. Incluso, se impuso casi todos los lunes en que compitieron palmo a palmo (desde el 13 de octubre hasta el 10 de noviembre).
Por eso, este Copihue se saborea de mejor forma para el “Tío Emilio”. “Es majadero decirlo, pero este es el premio más importante que nos pueden otorgar. Lo recibimos por cuarto año consecutivo, lo cual significa, en estos tiempos tan convulsionados y competitivos, un reconocimiento, porque todos los años se nos hace más difícil. Hay más competencia, dificultades, los delincuentes están más agresivos, etc.”, dice el periodista a glamorama.latercera.com, en esta entrevista donde analiza su presente, evalúa a sus competidores y se deshace en piropos para el conductor de Alerta Máxima.
Hay mayor competencia…
“La competencia está más fuerte, en términos de otros canales de televisión, las ‘turcas’, entre paréntesis, también Alerta Máxima, quienes son, de alguna manera, los hijos pródigos de En Su Propia Trampa, mucha de la gente que trabaja allí”.
¿Se fueron muchos de su programa al otro?
“Hay mucha gente de En Su Propia Trampa trabajando allí. Entonces, se hace más fuerte en términos de la competencia televisiva, pero también en el reporteo en la calle. Nos damos cuenta que año a año los delincuentes y sinvergüenzas están más alertas a nuestra gente. Muchas veces ellos se percatan. En varias circunstancias hemos grabado cuando ellos dicen ‘¿esto no será un trampa del programa?’”.
¿Cada vez es más difícil hacerlo?
“No funcionan los bigotes, las pelucas, cada vez me descubren con mayor facilidad, están más astutos. Lo que pasa es que en la naturaleza del sinvergüenza está el hecho de estar siempre alerta. Ven el programa, lo repiten varias veces, por lo que cada vez es más difícil”.
Alerta Máxima entró fuerte ¿Qué opinión tiene de este programa?
“Les cuento un secreto: la verdad es que yo veo repoca televisión. A las 10 y media de la noche me acuesto, porque me levanto muy temprano. Pero he visto unos capítulos de Alerta Máxima, y me llama la atención lo potente que son las imágenes, donde te quedas atrapado, entras en una especie de vértigo, y cuesta abandonarlo”.
¿Le llama la atención ese formato más dinámico?
“Yo creo que sí, que siempre estén pasando cosas delante de tus ojos, viendo cómo se enfrentan a los delincuentes, atrapa a la gente, su atención, y es una cosa visceral, porque la gente ve esas imágenes y siente el peligro. De alguna forma, ese tipo de programas contribuye a como estar más alerta ante los sinvergüenzas y delincuentes”.
¿No siente que hay un poco de copia en relación a su programa?
“No. En televisión ya está todo hecho. El arte de hacerlo bien es lo que cambia. Ya en TV no se puede inventar la pólvora. Lo que va saliendo son, de alguna forma, creaciones que tienen que ver con modificaciones del programa original. Es una frase cliché, pero ‘el sol nace para todos’. En hacer bien las cosas radica el éxito con la gente”.
¿Y qué le parece el desempeño de Carlos López, conductor de Alerta Máxima?
“Me alegro por Carlos. Es una bellísima persona, y un buen periodista policial, con una voz muy reconocible. Yo me alegro mucho de que sea cada vez más reconocido”.
¿Es un “Tío Emilio 2”?
“El tiene su propia identidad… Es diferente. Además, si él quisiera ser un ‘Tío Emilio 2’, que lo sea. Hay sobrinos para todos. Yo no miro el tema del cuento de la fama, de ser reconocido, lo miro como algo pasajero. Comencé en el diario, donde uno trabaja de forma mucho más anónima, trabajando más en equipo, entonces no me creo el cuento de la fama ni de la gloria. Ya soy viejito en esto. Llevo casi tres décadas. Siento que estoy aprovechando mi cuarto de hora. Lo disfruto, lo gozo, pero con los pies bien puestos en la tierra.
“Me siento contento y orgulloso porque, de alguna forma, con el programa En Su Propia Trampa nos hemos convertido en una especie de programa de utilidad pública, porque abrimos los ojos respecto a cómo nos engañan, y eso me deja muy conforme. Y la gente nos llama para agradecernos”.
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