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“Llegan en auto ¡y con vaso con hielo y copete!”: Las peripecias de Marcela Vacarezza con los patudos chicos en los carretes de sus hijas

Marcela Vacarezza contó cómo vive la adolescencia de sus preciosas hijas con Rafa Araneda: Martina, de 17, y Florencia, de 15.

Marcela-Vacarezza-Florencia-MArtina

Marcela Vacarezza es una mamá buena onda, pero muy responsable y cuidadosa con sus tres hijos: Martina, de 17; Florencia, de 15, y Vicente, de 12.

La estupenda esposa de Rafa Araneda estuvo ayer en Mucho Gusto. Fue a hablar sobre su Navidad, pero el panel centró la conversación en el pololeo de Florencia con el hijo mayor de Diana Bolocco -MIRE AQUI TODO LO QUE CONTO VACAREZZA SOBRE ESTE POLOLEO-.

De ahí, el tema pasó a los carretes escolares en la actualidad. Y la sicóloga de 48 años describió detallamente como vive las fiestas de sus hijas adolescentes:

“En la playa, por lo menos donde vamos nosotros, no hay lugares para cabros jóvenes para pasarlo bien. Sector de Cachagua-Zapallar-Maitencillo. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Los cabros se van a la playa a fumar marihuana, que los cigarros de acá para allá, el copete, el trago. Y la playa es sitio de nadie, porque los Carabineros no entran, porque no les corresponde. Y la Guardiamarina aparece tarde, mal y nunca.

“Y ahí están. Tú les dices ‘¿y van a ir a la playa?’. ‘Sí, mamá’. No tienen dónde estar. La movida está en plena playa, tomando y tomando. Hemos pasado en auto, mirando, y qué lata.

“Yo las dejo (salir a sus hijas). Pero preferiría que fueran a la casa de alguien, o en un local que fuera para cabros jóvenes.

“Ahora los carretes no son de 30 (personas). ‘Mamá, 70’. Y yo le digo ‘¡¿te pegaste en la cabeza?!’. Es una cosa impresionante. ¿Y qué es lo que haces? Porque igual yo prefiero que carreteen, pero que estén en mi casa y que sientan mi casa como su casa.

"Han funcionado bien así. Pero una vez, la mayor me dijo ‘mamá, ¿puedo invitar a tres cabros?’. ‘Claro, pero nosotros vamos a salir a comer’. ‘No, si piola’. Vamos llegando a la casa y 30 (invitados). Unos conversando arriba, otros abajo. Además que llovía y todos a pata pelada.

“Cuento corto: ella sola aprendió y me dijo ‘nunca más’, porque no supo cómo pararlo. Llegaba uno, que la conocía, y venía con tres más. ‘Mamá, no seas mala onda’, y después el otro. Y como es la playa, las cosas son colectivas. Después, solita me dijo ‘mamá, se van a ir luego’, y la pobre ordenó todo.

“Y lo otro que hacen es que les pasan el copete a las mujeres. Claro, porque, en general tú tienes guardia o alguien que revisa. Entonces, se los pasan a las mujeres, porque parece que no las tocan. En una fiesta, que eran 150, fiesta cumpleaños, porque las juntas son de 70; los cumpleaños son de 150. Y contratamos a una mujer que las tocaba, una guardia.

“La mayor (de sus hijas) tenía fiesta de 17. Y llegan unos en auto con el vaso, ¡con vaso con hielo y copete! Y Rafa le dice ‘compadre, ¿ese vaso?’. ‘Pero si tengo 18’. ‘A ver, compadrito’. ‘No seai mala onda, si ya tengo 18, podemos manejar y podemos tomar’. Se bajaron del auto con el vaso. Entonces, el Rafa dijo ‘a ver, vení a una fiesta de cabritas de 17 años. Deja el vasito ahí y te lo devolvemos cuando te vayai’. Y terminó la fiesta y fue a pedir su vaso... (risas)”.

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