“Era casado, siempre fue casado. Estaba en estado de shock. Lloré con rabia, con pena”, contó Savka Pollak sobre su última decepción amorosa.

La periodista contó a LUN que hace un tiempo había comenzado a salir con un hombre que conoció por trabajo. “Hubo una conexión y empezamos un intercambio de mensajes por WhatsApp… Estuvimos un par de meses en esto sin vernos”, relató.

Cuando se reunieron por primera vez, ella obviamente lo interrogó: “Le pregunté ‘¿y tu esposa?’. Me dijo que estaban separados hace muchos años. Hay gente que le gusta hablar de sus historias personales y hay gente más reservada, yo respeto eso. En general no indago más porque no parto de la base de que me están mintiendo”.

El tiempo pasó y Savka “estaba profundamente enamorada, por el tipo de conexión que fuimos construyendo”. Sin embargo, después de un año de relación, un día recibió una llamada que le rompió la ilusión:

“Era un familiar de él que me pedía que lo dejara de llamar porque él estaba casado. Fue tremendo. Le pedí mil disculpas, en una forma de reparar, porque en rigor para mí, y según lo que él me dijo, era que estaba separado.

“Nunca fue así, el familiar me dio detalles. Era casado, siempre fue casado. Estaba en estado de shock. Lloré con rabia, con pena. Traté de llamar al personaje y me bloqueó entonces no podía decirle nada.

“Nos veíamos harto. Me juntaba con él en la noche y él se acoplaba a mis horarios porque siempre ando ocupada. Me atendía las llamadas, hablábamos por WhatsApp. Pero claro, mirando para atrás, sí habían red flags, como por ejemplo, a veces se demoraba en contestarme los mensajes porque según él tenía malo el WhatsApp.

“No soy de andar investigando a la persona con la que estoy. No usaba Instagram ni redes sociales. Tenía sus rarezas, pero a mí me parecían choras. Después hasta vi el certificado de matrimonio, su fecha de nacimiento; me dijo que tal día era su cumpleaños, pero después vi que fue al otro día del oficial.

“Él había desaparecido y yo había quedado en estado catatónico, pero después de tres semanas le mandé un mail. Me respondió tirándose al suelo que era una persona que hacía daño, que no era así cómo lo veía yo y que en lo único me mintió fue en que era casado. Un patudo. Nos juntamos porque yo tenía que darle un cierre a esto y fue más de lo mismo. Horrible.

“Me desarmó. Lo pasé realmente mal porque nunca vi nada que me hiciera dudar. Sabía que iba a venir un período doloroso para mí que no iba a ser corto. Avisé a mi entorno, empecé a ir más seguido a mi psicóloga para que me ayudara a procesar mi pena, las etapas del luto y el estrés post traumático que esto dejó”.