Glamorama

Quién es Inna Moll, la chilena que quedó entre las 12 semifinalistas del Miss Universo

“Me da pena porque hasta mis compañeras en algún momento lo han preguntado... Es un rumor y, pucha, qué les puedo decir”, respondió Inna Moll sobre la campaña de odio en redes que la acusaron de supuestamente haber “comprado” el Miss Universo Chile durante el otoño pasado.

Pero contra viento y marea la joven de 28 años se llevó la corona del país y anoche consiguió un logro de importancia en la final internacional en Tailandia: quedó entre las doce semifinalistas.

La soberana, que llenó el puesto que Emilia Dides dejó, tiene tradición de candidata: su madre, Ana María Bilbao, concursó en el Miss Mundo Chile, en 1987, donde destacó pero no triunfó.

De niña, a Inna le gustaba el modelaje y, a los ocho años, comenzó a protagonizar sus primeros trabajos, siempre supervisada y cuidada por sus padres.

Dueña de una belleza que llama la atención, facciones de comercial y figura de editorial de moda, a los 16 participó en el concurso Elite Model Look, famoso a nivel mundial y se dedicó al modelaje de manera profesional. A los 19 su agencia la envió a Los Angeles, Estados Unidos, para trabajar en una agencia local.

Por esos años también entró a YouTube. Partió su canal con blogs de viajes, rutinas de maquillaje y contenido junto a quién era su pareja, el estadounidense Adam Horwitz.

Su madre vio que en todo aquello Inna tenía talento y carisma, que le iba bien. El público la quería, sus seguidores aumentaban -hoy tiene 990 mil seguidores en YouTube y 1,2 millón en Instagram-. La mamá le permitió dejar los estudios para dedicarse a lo que, de manera evidente, era su vocación.

En Los Angeles no lo pasó bien. Por eso se fue a probar suerte México, donde encontró su nicho. Los trabajos comenzaron a llover y se instaló allá hace cuatro años junto a su pololo.

EMILIA ES SU INSPIRACION

Inna Moll ha repetido que quedó impresionada con la participación de Emilia Dides en el Miss Universo internacional. Esa manera en que unió a los chilenos, el fenómeno que se provocó en redes. Y decidió que a ella le encantaría conseguir algo similar. Realizó el casting para el Miss Chile y quedó representando a la comuna de Vitacura. Aunque al principio no sabía la cantidad de trabajo que se venía.

La veinteañera fue tomándole el gusto a la preparación. Tomó clases para vestirse, maquillarse, peinarse y caminar como Miss. Mientras más iba aprendiendo más se encantaba. Y eso le dio la fuerza para superar una primera ola de mala onda en redes, donde comentaban que, supuestamente, no representa al estereotipo de la mujer chilena. “Me dolió... ¿Por qué no voy a poder representar a mi país?, ¿por qué me van a quitar eso si soy chilena?”, respondió ella en el web show Brutality, que realizaba Glamorama.

Después siguió la ola en contra por supuestamente tener “comprado” el concurso. Un chaqueteo que se repite en todos los certámenes y que no tuvo ningún fundamento. Fue solamente por chaquetear. Así lo demostró la candidata que tan bien parado dejó anoche a Chile.

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