“No se lo comenté a la Rosario, no sé por qué; porque estaba llegando a TVN, se me habrá olvidado, no había una mala intención, se los juro. Y se pasó el tiempo”, explica Daniel Valenzuela sobre el por qué no le contó a su amiga y partner que había inscrito a su propio nombre ‘cómo están los weones’, una frase que usaba ella en sus contenidos en redes y que daba nombre al podcast que hacían juntos.

Pero ya no hay lugar a más explicaciones, y a partir de esa inscripción, las cosas se complicaron tanto, que se fueron alejando hasta que no se saludaban, y ahora ella no quiere nada con él. Se terminó la amistad y se terminó el podcast.

La enfermera y comunicadora de 35 años afirma cuestiones como: “Esto es imperdonable”, “(Daniel Fuenzalida) Me decía que estaba fome”, “que se me habían subido los humos”. Y él realizó su mea culpa a través de un video en Instagram donde relata que le devolvió a Bravo la inscripción de la marca:

“En enero del 2024, porque yo siempre todos mis emprendimientos y todas mis cosas que hago las registro, registré con mis abogados a través de la Inapi el nombre ‘cómo están los weones’, que era el nombre que tenía el podcast.

“Mi error fue no decírselo a la Rosario. Fue un trámite que le dije por mensaje o por mail a mi abogado, ‘oye, ¿puedes registrar el ‘¿ómo están los weones?’, en la categoría podcast, nada más, en ninguna otra categoría, para resguardarnos de que un tercero no escribiera esa marca. ‘Perfecto’. Y yo me olvidé de ese caso. Seguimos haciendo el podcast.

“El mea culpa que hago es que en ese minuto no se lo comenté a la Rosario, no sé por qué; porque estaba llegando a TVN, se me habrá olvidado, no había una mala intención, se los juro. Y se pasó el tiempo.

“En enero de este año Rosario me llama y me dice ‘partner, tengo una situación que me dolió. Averigüé con un abogado para tratar de inscribir el nombre y me dice que está inscrito a tu nombre’. Le dije ‘sí. Se me había pasado decirte, está inscrito a mi nombre, pero era para resguardarnos’.

“Me dice ‘pucha, me lo deberías haber dicho’. ‘Tienes toda la razón, se me pasó. Pero tranquila, porque eso se puede traspasar a tu nombre o una sociedad’. ‘Ya, ok, listo’.

“En mayo le digo a mi contadora que hay que hacer una sociedad con la Rosario. La Rosario me dice ‘¿cómo vas con eso? ¿Lo puedo ver yo?’. ‘Cómo quieras, no tengo problema’.

“Hasta que pasan algunas cosas más internas que tienen que ver con contenidos del podcast, con la dinámica quizás, se fue desinflando, lo que hemos llamado este desgaste de los 80 capítulos, y se produjo ya no la misma energía de antes.

“Grabábamos muy intensamente, además se empezó a confundir la intensa amistad que tuve yo con la Rosario. Error con error. Yo encuentro que los dos años de amistad con Rosario han sido espectaculares. Así que no sé si habrá afectado esa intensidad.

“Hubo situaciones. La Rosario no me saludó un tiempo, pero son decisiones de ella, quizás estaba dolida por lo de la misma marca. Se sabe todo esto. Nos juntamos con Rosario para grabar un último capítulo. Y yo lo que hice inmediatamente fue hablar con la abogada para transferirle la marca a la Rosario en un 100%. Un poder que ya está firmado, lo tengo aquí en mi mano. Jamás fue mi intención apropiarme de una marca que no es mía”.