“Se me rompe la fuente y en 35 minutos fui pariendo en el asiento del copiloto. Sentía que me moría”, relata Tanza Varela sobre el nacimiento, en el auto, de su hija de cinco meses

“Se me rompe la fuente y en 35 minutos fui pariendo en el asiento del copiloto del auto. Sentía que me moría”, fue parte del relato de Tanza Varela sobre el nacimiento de su hija menor, Roma, de cinco meses.
La ex figura televisiva que se hizo conocida en la teleserie juvenil Corazón Rebelde, el reality show Año 0 y los programas Alfombra Roja, Yingo e Intrusos, vivió doce años en México, donde se casó con el director de cine chileno Matías Bize, autor de películas como En La Cama y La Memoria del Agua.
La familia volvió a Chile en junio y en Only Friends Varela narró:
“A mí me cerraron la boca del útero porque tengo incompetencia cervical. Entonces mi útero no aguanta el peso de una guagua. Tengo tendencia a perder las guaguas, ya me pasó. Entonces me cierran el cuello del útero y luego, a la semana 36, me sacan el cierre para ya que venga al mundo mi guagua, no nos damos cuenta que silenciosamente y sin trabajo de parto, el útero se me empezó a abrir.
“Se me rompe la fuente y en 35 minutos fui pariendo en el asiento del copiloto del auto. Sentía que me moría, me bajaba la presión, volvía a la vida, todo en 25 minutos. Y cuando nos estacionamos en las puertas de cristal de la clínica ya no aguanté mas, nunca en la vida había sentido tanto dolor, y sale la primera parte de la Roma, y yo, en mi cabeza, ‘Roma, ¡por favor!, no puedes nacer ahora. Aguántate que llegue a la sala de parto’.
“Estuve en reposo, miles de exámenes. Pobre Matías, porque estábamos en Ciudad de México y los seguros funcionan espantosamente mal, no hay isapres ni fonasas como acá... Cuando tú vives en otro país, te das cuenta el país que tienes.
“Matías se estaciona, se baja, me abre la puerta, la Roma ya había mostrado la cabeza y, a los 30 segundos, recibe a la Roma, me la entrega y se va gritando ‘¡traigan a un doctor!’ al lobby de la clínica. Eran las 4.20, no había nadie, estaba todo oscuro.
“Lo peor de todo esto es que iba mi hijo de nueve años atrás y vio toda la escena, que no pensamos que iba a ser así. Y bajó todo el equipo médico a buscarme y yo figuraba en el asiento del copiloto con mi guagua que estaba todo bien. Y Matías gritaba y yo le decía ‘¡por favor, cállate! ¡No quiero que la primea impresión de la Roma sean tus gritos!’.
“Las mujeres buscamos la posición para parir, y yo figuraba abrazada de donde uno apoya la apoya cabeza, con todo el pelo adelante, parecía la weona de El Aro”.
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