Ha sido una etapa de mucho dolor. Julián Elfenbein se sinceró sobre la cirugía de hernia lumbar a la que se sometió el año pasado y que lo dejó con un dolor de tanta potencia, casi invalidante, que desde entonces debe seguir un tratamiento con medicamentos como Pregabalina, Tramadol y Lertus (el cual ha tenido que inyectarse a diario). Cambió su vida, y para mal.

En Podemos Hablar el animador de 52 años describió como cada aspecto de su existencia se ha visto afectado por esa dolencia. Puso en stand by su relación de más de un año con la publicista Verónica Calderón, entró en un cuadro “medio depre” y se ha enfrentado con un ánimo sombrío a los diez meses en que su canal, Chilevisión, lo ha tenido en la banca:

“Hoy día soy más solitario. Parece raro, porque yo todo lo salvo con el humor, la talla. Tú me preguntas algo serio y yo saco el humor, la talla altiro. Es un mecanismo de defensa, según mi psiquiatra. Nunca quiero enfrentar realmente las cosas.

“Se dio todo junto. Sentí que dejé de ser un buen animador a raíz de que tuve un año complicado de salud, el año pasado, entonces no tenía ganas o me costaba mucho caminar y todo.

“Era muy doloroso. Me inyectaban todas las mañanas acá, en el canal, cuando hacía Got Talent me inyectaban Lertus todas las mañanas. Si no aparecía el enfermero, el que está acá en la ambulancia, yo no podía...

“Los remedios me hicieron hablar mucho más rápido. Yo creo que todavía hablo muy rápido. Siempre hablé rápido, pero ahora se me empezó a entender poco. Parecía que siempre andaba carreteado, cuando no era, sino que era la Pregabalina en la noche, el Tramadol en el mañana, el Lertus. Son remedios muy fuertes, son morfina.

“Empecé a ser un persona extraña. Yo no me reconocía a mí mismo. Tenía mucho sueño siempre. Pero ya estoy trabajando en eso”.