Kike Morandé volvió a trabajar a la televisión porque la ama y porque necesitaba generar dinero. El animador y empresario agrícola de 70 años ha repetido que, si bien tuvo ganancias durante los 20 años que hizo Morandé con Compañía, al mismo tiempo fue un jefe justo. Que pagaba bien y daba bonos y hacía atenciones que muchas figuras que trabajaron con él reconocen.

Después de salir de la televisión se vio justo en recursos. Y en el podcast de Roberto Cox detalló:

"He inventado muchas cosas y no me he dado cuenta que, de repente, cuando saco las cuentas, digo ‘cresta, no (dan los números)’.

“En un minuto daban, pero varias actividades en las que estoy metido han caído muchísimo, entonces empiezan a dar menos y de repente no dan, como la hípica. Antiguamente, en la hípica tú ganas una carrera y te alcanzaba bastante un premio. Hoy día te ganas una carrera y no alcanzas ni a pagar el mes.

“Para mí la televisión se había terminado. ‘Kike, tenemos ganas de sacar El Muro’. ‘Perfecto’. Y nos tiramos por un tiempo limitado. Afortunadamente vamos a seguir con el programa (El Muro, en Chilevisión). Así que estoy acá y pasándolo muy bien, porque cuando a uno le gusta, le gusta.

“Uno tiene que trabajar, tienes que producir las lucas, esto me tiene que financiar los pollos. Hay que ir moviéndole. Ojalá en algún minuto tenga todos los negocios y pueda descansar, pero yo creo que eso va a ser en el patio de los callados.

“Yo no alcancé a estar en las cifras atómicas que se decían, pero sí se ganaba plata. No tenía auto, vivía en una casita chiquitita, entonces vas ganando lucas. Te compras el primer auto, te cambias a otra casa, le compras auto a tu señora, vas empezando. Después la cosa fue mejor, me compré un sitio, empecé a construir la casa.

“Yo no fui de heredar cosas, me tuve que comprar el campo. Puedo tener bienes, pero no sé si muy liquidables. Si tú sacas la cuenta de cero a lo que tengo ahora, indudablemente me ha ido súper bien con tele. Pero si hubiera sido más cuidadoso, hubiera tenido más plata. Pero no porque la haya botado, sino porque yo tenía mucha gente trabajando conmigo. Me gustaba. Nunca he echado a nadie en mi vida. Yo sé que de repente me sobran tres o cuatro, pero no tengo corazón para echarlos.

“Entonces de repente no te das cuenta y te vas comiendo… Yo aproveché que le fuera bien todos, los bonos para la Pascua eran más buenos que la cresta. Mi satisfacción era que la gente que trabajaba conmigo tirara tanto para arriba como yo. Si hubiera sido cuidadoso y apretado, probablemente sería más rico".