La providencial intervención del multimillonario ruso Oleg Deripaska, quien creó un albergue temporal en las afueras de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, le salvó la vida a decenas y hasta cientos de perros callejeros que iban a ser sacrificados porque, según los organizadores, perjudicaban el normal desarrollo de la competencia deportiva.

Aunque no son las mejores condiciones en las que podrían estar, al menos siguen con vida y, en teoría, serán liberados cuando culmine la cita en Sochi 2014.

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