Una semana desaparecida estuvo la Copa del Mundo allá por 1966, cuando todavía llevaba el nombre de Jules Rimet.
El trofeo había sido robado desde el sitio en que estaba siendo exhibida el 20 de marzo de ese año y la Federación Inglesa ya estaba asumiendo que tendría que entregar al ganador del Mundial la réplica que había mandado a hacer.
Sin embargo, nadie contaba con Pickles, un perro mezcla de border collie y otras razas.
El 27 de marzo paseaba junto a su amo por la zona del sur de Londres, cuando notó algo oculto en un matorral y de inmediato comenzó a escarbar y a ladrar.
David Corbett se acercó a ver qué había llamado la atención de Pickles y, envuelta en papel de diario, encontró la Copa Jules Rimet.
Del robo se acusó a un ex militar de 46 años llamado Edward Bletchley, quien pasó un par de años tras las rejas y murió poco después de salir de la cárcel.
Otra vez
Pero esa no fue la única vez que la Copa Jules Rimet, con la que Brasil se quedó definitivamente tras ganar el Mundial de México 1970, fue objeto de un robo.
La siguiente ocurrió en el propio Brasil en 1983, cuando el trofeo permanecía expuesto al público en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol, en Río de Janeiro.
Cuatro personas fueron detenidas por el robo, pero la pieza nunca se recuperó, por lo que la policía cree que los cacos fundieron la copa para vender el oro y la plata de la que estaba hecha.
Hoy la CBF exhibe una réplica de la Copa Jules Rimet.
Mira acá abajo un video que muestra cómo fue recompensado Pickles tras recuperar la copa en 1966.
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