El primer caso de necrofilia que concluye con el nacimiento de nuevas crías fue observado y constatado en Brasil, donde un equipo de científicos fue testigo de cómo una rana muerta fue montada por un macho de su especie, el que se las ingenió para extraer del cuerpo sin vida los huevos que él fertilizó de inmediato.

El increíble caso lo protagonizaron unos ejemplares de las diminutas ranas amazónicas cuyo nombre científico es Rhinella proboscidea.

De acuerdo a lo publicado en la revista Journal of Natural History, tras la cópula los mismos investigadores guardaron los huevos fertilizados y los conservaron en bolsas plásticas en el mismo estanque hasta que, luego de algunas semanas, observaron que los embriones se estaban desarrollando con total normalidad.

"Es la primera descendencia engendrada en un acto de necrofilia de la que tenemos constancia", escribieron los herpetólogos brasileños.

Domingos Rodrigues, uno de los autores del trabajo y quien trabaja en la Universidad Federal de Mato Grosso, especuló que "esta forma de necrofilia 'fructífera' es una estrategia evolutiva para compensar la pérdida de hembras y de energía masculina derrochada en el fragor de la batalla".

Los autores del trabajo precisaron, en todo caso, en que son necesarios más estudios y observación para esclarecer si este tipo de necrofilia "es un proceso evolutivo o simplemente (un acto) mecánico".