Bush indultó a pavos pechugones
El horno de la Casa Blanca estuvo cerquita de ser el último destino de dos pavos que estaban aguachados en el corral de la cocina presidencial a la espera de la decisión del mismísimo Presidente George W. Bush.
A lo emperador romano, el mandatario gringo, puso el dedo guatón hacia arriba y con ello permitió que Pumpkin y Pekan ganaran su libertad y más encima un pasaje para cada uno en el Air Force One, con destino a Disneylandia, para que los cabros chicos las vean en la granja educativa de ese centro de juegos en el Gran Festival del Día de Acción de Gracias.
Fue el último indulto de Bush para los dos plumíferos engordados con los más exquisitos manjares, dada la talla de quienes habrían sido sus comensales.
Pero quiso Bush que las aves no terminaran en un plato y de esa manera mantuvo la tradición de los presidentes norteamericanos de la última centuria de perdonarles la vida.
"Durante las últimas semanas, dije muchas veces que llegaría hasta la meta. Pero le aseguré a estos pavos que ellos no llegarían a su final. Porque siguiendo una larga tradición, Pumpkin y Pekan son aquí beneficiados con la gracia presidencial, plena y sin condiciones", dijo Bush solemnemente en la víspera de la gran fiesta familiar estadounidense.
EMOCIONANTE
En la cena de Thanksgiving (Acción de Gracias), el pavo es el plato por excelencia.
Por tradición, desde Abraham Lincoln (1861-1865), se le ofrece al Presidente un pavo para la ocasión. Durante el siglo XX los mandatarios adquirieron la costumbre de indultarlos.
"Pumpkin y Pecan tienen por delante un viaje emocionante: volarán a Disneylandia (en California, oeste) a bordo del 'Pavo One'", dijo Bush en referencia al avión presidencial Air Force One. Y "pasarán el resto de sus días graznando en el lugar más divertido de la Tierra", agregó Bush, que deja el gobierno el 20 de enero.
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