Un cabro leso y despiadado de 16 años metió al hámster de su hermano chico en el microondas de su casa, y lo encendió. El ratón de pelo rubio sobrevivió unas horas a la tortura que le quemó los órganos internos y le dejó las patitas como chicharrón.

Como castigo la justicia inglesa determinó que el gil, que vive en la localidad inglesa de Corby, deberá pasar cuatro meses internado en un centro de menores.

Para prevenir más abusos, el juez también determinó que el sádico no podrá tener mascotas durante un mínimo de cuatro años. Lo más terrible es que al parecer no era la primera vez que el menor metía al hámster en el microondas, porque su hermano sapeó que la crueldad ya se había convertido en una costumbre.

El condenado nunca reconoció los hechos, y le echó la culpa a su hermano que aparentemente es más bueno que el pan.

Durante el proceso judicial contra el torturador de animales un veterinario que atendió al difunto roedor dijo que el pobre sufrió caleta de dolor innecesario antes de perecer, y no pudo calcular cuánto tiempo estuvo agonizando el hámster que fue enterrado en el patio de la casa de su triste dueño, que lo lloró un buen rato. ¡Amén!