Fatal con todas sus letras. Una exquisita sicóloga cuate de 38 bien cuidados años se fue derechito a la capacha del Distrito Federal tras cercenar a su marido con una motosierra y esparcir sus restos por el barrio en que vivían.

Todo comenzó el 6 de noviembre pasado cuando la policía cuate encontró el torso sin extremidades de Allan Carrera Cuellar (41) en la esquina de las calles Anáhuac y Quintana Roo, colonia Roma, en el Distrito Federal.

Ese mismo día, localizaron las extremidades superiores e inferiores, sin manos ni pies, en el interior de bolsas de plástico, en la colonia Valle Escondido, en Tlalpan.

Finalmente, los sabuesos dieron con la cabeza y las manos de la víctima, así como una motosierra, en la casa de la exquisita María Alejandra Lafuente Casco, quien en primera instancia había comparecido ante la justicia en calidad de testigo.

Eso, hasta que los polis confirmaron que la ricura se contradecía durante sus declaraciones, y constatar que durante el proceso enviaba mensajes desde el celular del finado con el fin de que su familia lo creyera vivo y no denunciara su desaparición.

Por último, y como para seguir haciéndose la larry, la chiquilla aprovechó su calidad de psicóloga pa' auto ingresarse a un instituto psiquiátrico como paciente, lugar desde donde fue sacada de un ala tras comprobarse su culpabilidad en los hechos.

Y es que según consignó el diario cuate Excelsior, la mujer contaba con antecedentes previos ya que en 2011 fue juzgada por apuñalar a su anterior pareja en el abdomen, aunque en aquella oportunidad la justicia determinó que lo había hecho en legítima defensa, ya que era golpeada.

En el homicidio de Allan Carrera, en tanto, aún se investigan las causas de tal ensañamiento.