Que a Pablo Escobar Gaviria, el ex capo del cartel narco colombiano de Medellín que murió en un enfrentamiento con la policía en 1993, le sobraba el billete es cosa sabida.

De esa época hay muchos testigos de la repartija de plata que el trafica realizó sin que le doliera la guata. Pero que llegara al punto de quemar billetines, incluso dos millones de dólares, nadie sabía.

Su hijo, Juan Pablo Escobar, que ahora vive en Argentina con el nombre de Sebastián Marroquín, sopló que en una ocasión, cuando su padre se escondía en una finca en las montañas que rodean Medellín, no dudó en echar al fuego los dos palos de moneda gringa porque su hija, Manuela, y los que lo acompañaban no podían ya soportar el frío.

Escobar Gaviria, según su hijo, era obsesivo en cuanto a la protección de su esposa, Victoria Henao, y sus hijos.