El dentista gringolio James Knight podría postular perfectamente a los premios Califa 2012. El muy caradura despidió a su asistente por ricarda, después de años de estar a punto de cortar las huinchas.

Todo empezó en el lejano año de 1999, cuando Knight contrató como asistente dental a la curvilínea Melissa Nelson. Tras varios años de cuarteos y miradas furtivas, en que Knight se mordía los labios mientras le pedía a Melissa que refrescara las cavidades bucales de los pacientes para poder operar con comodidad, un día le pidió que por favor se vistiera más recatadamente, ya que lo distraía en su labor.

Melissa Nelson rechazó que su ropa fuera capaz de provocar algún paro cardíaco, así que siguió vistiéndose como mejor le parecía, lo que provocó un síndrome calenturriento permanente en Knight.

Pero a principios del 2010, Knight trató de pasarse por sexólogo y le preguntó vía mensaje de texto a Melissa por la frecuencia de sus orgasmos, lo que ella nunca respondió. La mujer del dentista, revisándole el celular como buena mujer celosa, quedó espantada con el mensaje y le exigió a su marido despedir a su asistente.

Melissa demandó por discriminación de género a su ex jefe y el Tribunal Supremo de Iowa rechazó la demanda, por considerar que no hubo discriminación alguna y que el despido era aceptable por ser “una atracción irresistible”. “Creemos que esta conducta no supone una discriminación ilegal”, indica la sentencia.

“Es sorprendente y decepcionante que los siete miembros del Tribunal Supremo de Iowa no lo hayan entendido. Es un síntoma de la necesidad de que haya diversidad de género, raza y experiencias vitales en las tribunas”, dijo Nelson al conocer la sentencia en su contra.