Con arruguitas y media entraíta en carne, pero bien pintosa la nona japo Yasue Tomita (de 61 pepotas) está a un pelo de descartucharse como actriz en una película de corte cochinona.

"Me gusta el sexo y ésta es mi última oportunidad antes de hacerme demasiado vieja. Estoy muy nerviosa. Me pregunto si debo hacerlo, sobre todo delante de tanta gente...Pero todo el mundo debería seguir sus fantasías. Solo  espero poder hacerlo", descaseteó la picalona abuela oliental a la agencia AFP.

¿Y cómo lo hizo pa' encacharse en una producción de este tipo? La veterana, que debe tener un buen kilometraje dado a su afición al cuchi cuchi, está inscrita junto a su hija a una agencia especializada en el mercado de los videos pa' califas. Así que lo más probable es que a varios ciberpicarones de repente le aparezca por ahí un video de Tomita cuando visiten en esas páginas cochinonas que, según me han contado, no son poquitas.

Y, aunque parezca brígido en occidente, en Japón la cuestión no es tan rara ya que el negocio de la gerontopornografía o porno de abuelos va de viento en popa. Incluso, entre un 20% y 30% de este picarón cine está protagonizado por hombres y mujeres con canitas, arrugas...y almas de conejos.