Los gringos andaban con el traste a dos manoplas por culpar del temible Huracán Ike, que ya había dejado la grande en Cuba.

El ciclón amenzaba con ser uno de los más poderos de los últimos años en el estado de Texas, con vientos que superaban los 175 kilómetros por hora comenzó a destruir todo lo que se le atravesaba en el camino.

Parecía un borrachito que llega a casa armando cuática, pero que al rato se le "echa la yegua" y deja de molestar. Así se podría resumir a Ike, puesto que tras tocar tierra en el pueblo de Galveston como un huracán categoría 2, ahora fue degradado a tormenta tropical, pero siempre metiendo cuco.

Pese a todo, igual sigue causando daño y tras pasar por Texas y Luisiana el saldo por el momento es de 2 personas muertas y una desaparecida.

La primera vícitima fatal es una mujer residente en la localidad de Pinehurst, quien murió mientras dormía, al caer sobre su casa un árbol derribado por el vendaval.

El otro fallecido es del estado de Luisiana, donde un adolescente de 16 años se ahogó al caer de un barco de pesca en la laguna Dularge, inundada por el huracán.

Para colmo, el Servicio de Guardacostas busca a Michael Moxly, de 19 años, desaparecido frente a las costas de Corpus Christi, en Texas, al caer al agua desde un muelle en la isla North Padre.

El secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, que se desplazó esta tarde a las zonas afectadas, declaró en Washington antes de partir que se habían registrado "importantes" subidas de la marea y daños "significativos" en ambos estados.

Para que cache,  2,6 millones de personas están sin suministro eléctrico y es posible que se tarden semanas en restablecerlo por completo. A eso hay que sumarle las miles de viviendas inundadas, incendios y cristales arrancados de rascacielos.