Con traje gris, corbata al tono y elegante camisa blanca, además del corte de pelo que es furor en la moda capilar norcoreana, Kim Jong-un, el líder máximo del país entregó ayer su mensaje de año nuevo, dejando una mezcla de esperanza y terror.

Primero que nada, dijo que Corea del Norte se convirtió en potencia nuclear en 2017 y destacó que los esfuerzos están puestos en que la producción de armas atómicas y de misiles balísticos se vea incrementada en el presente año.

"Este año debemos centrarnos en la producción masiva de ojivas nucleares y misiles balísticos y acelerar su despliegue", remachó.

Al momento de justificar la inclinación y privilegio de armas nucleares dijo que es una fuente disuasoria para Estados Unidos, que no se atreverá a iniciar una guerra ahora y lanzó una frase para dejar helado al mundo: "Siempre hay un botón nuclear en mi escritorio".

Amenazas de Kim Jong-un

"Esto es una realidad, no una amenaza", dijo Kim, quien puntualizó que su arsenal sólo será utilizado cuando exista una amenaza de invasión o un ataque.

Pyongyang ha reiterado que sus programas de armas buscan crear un equilibrio de poder con Estados Unidos, contra el que se ha mostrado más hostil desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.

Pero no todo fue de miedo en la bienvenida al nuevo año, ya que tuvo palabras conciliadoras con la otra Corea, la del sur, anunciando que su país está dispuesto a enviar una delegación a los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang 2018 que se celebrarán en febrero, en el que supuso el primer anuncio oficial sobre la voluntad del régimen de acudir a la cita deportiva en febrero.

Los Juegos de Invierno "serán una gran ocasión para el país (Corea del Sur). Esperamos sinceramente que sean un éxito", dijo Kim, para quien el hecho de que los JJ.OO. invernales se celebren en el año del 70 aniversario de la fundación de Corea del Norte recalca que "este año tiene importancia para las dos Coreas".