La terrible agonía de un preso ejecutado en Estados Unidos

Una terrible agonía sufrió un preso estadounidense condenado a la inyección letal en el estado de Arizona.
Joseph Wood murió ayer tras ser ejecutado con un cóctel letal, pero el efecto de la dosis tardó más de lo normal en quitarle la vida, por lo que agonizó en la camilla por casi dos horas.
Los abogados del convicto habían intentado detener la ejecución con la presentación de una apelación de emergencia, diciendo que Wood estuvo "jadeando y resoplando por más de una hora".
El fiscal general del Estado, Tom Horne, anunció que Wood había muerto antes de que el tribunal pueda pronunciarse sobre la moción.
La ejecución revivió aquella de Clayton Locket, quien se retorció y gimió en una camilla durante casi 45 minutos antes de morir de un ataque al corazón.
La agonía de dos horas en el caso de Wood saca a la luz los procedimientos en torno a la pena de muerte en Estados Unidos por la escasez de los medicamentos usados en la ejecución, obligando a utilizar otros métodos no aprobados y medicinas no reguladas.
Wood fue condenado por haber matado en 1989 a la novia y al padre. La ejecución comenzó a las 13.52 locales y Wood -afirmó la oficina de la fiscalía general, fue declarado muerto a las 15.49, una hora y 57 minutos después de que la ejecución comenzó.
El condenado, una hora y 10 minutos después de que la inyección le fue aplicada, aún respiraba, se movía, jadeaba, se agitaba y agonizaba: sus abogados presentaron, mientras la ejecución estaba en curso, una apelación de emergencia para detenerla.
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