Una historia digna de Salfate es la que sacó a la luz el periódico tofi "Globe", luego que se filtrara una supuesta hija secreta entre la fallecida Lady Di y el príncipe Carlos, la que viviría en Gringolandia.

La real pulenta es que antes de contraer matrimonio, los galenos de la corona revisaron hasta por debajo de la lengua a Diana de Gales, todo para descartar que fuera infértil y que el linaje quedara en ascuas.

Esta revisión incluyó la extracción de varios óvulos a la extinta princesa amiga de Elton John, y algunos centímetros cúbicos de lefa a Carlos. Esto habría tentado a uno de los médicos, el que se habría choreado alguna muestras gratis y los habría inseminado artificialmente a una anónima gringa.

Producto de esta fecundación nació Sarah, quién sería ocho meses mayor que el príncipe Memo. Esta al saber de su "sangre azul", fue a visitar los castillos ingleses y al tocar el timbre se fueron de espalda al cachar el parecido real.

El diario está contando esta historia por capítulos, por lo que pronto se sabría que se conversó y en qué quedaron luego de la inesperada visita.