“Venimos a expresar nuestras condolencias al gobierno y al pueblo venezolano (...) Tenemos diferencias, pero en América Latina hemos aprendido a vivir en paz y convivir con nuestras diferencias”.

Con ese discurso el Presidente Sebastián Piñera arribó ayer a las 6 de la mañana al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, en Venezuela.

Pese a dormir solo cinco horas, y tras zamparse en la madrugada un filete con salsa de champiñones acompañado con un puré con panceta y tomates cherry en pleno vuelo, el Presi estaba fresco como lechuga en medio de una cálida y muy húmeda madrugada caraqueña.

Junto a Piñera viajaron el ministro del Interior, Andrés Chadwick; el presidente de la Cámara Baja, Nicolás Monckeberg, y la senadora Isabel Allende.

Al llegar, la comitiva presidencial recorrió durante media hora una carretera donde cada pocos metros se observaban carteles y pinturas murales alusivas al fallecido presidente. “Chávez, corazón de la patria”, “Tu también eres Chávez”, “Patria, socialismo o muerte” eran algunas de las leyendas, que se mezclaban con las fotos del líder que colgaban de muchas ventanas.

La primera cita que tuvo el Presidente chileno, fue en la casa del embajador Mauricio Ugalde, en medio de una ciudad en calma, con el comercio y colegios cerrados por el duelo oficial de siete días. Desde allí se dirigieron hasta la Academia Militar, en el fuerte Tiuna, para unirse a la ceremonia oficial, sumándose a 55 delegacionales internacionales que llegaron a despedir a Hugo Chávez.