Sacando humito por las orejas terminó el presi franchute Nicolás Sarkozy, después de que el "Salón de Agricultura" un granjero opositor se negara a saludarlo de mano.

El hombre le dijo "Yo a usted no lo saludo, porque no me gusta". A Sarkozy le sacaron los choros del canasto y replicó ultra enojado "¡Entonces ándate de aquí, pobre gilipollas!".

Luego siguió caminando como si nada, pero quedó con la bala pasada por toda la noche. Súper enojón.