Una mujer que perdió a su hijo por una sobredosis encontró una forma de recordarlo para siempre: Hacerse un tatuaje con las cenizas del querubín.

Para la simbólica ocasión, la londinense Kim Mordue (50) le pidió a su esposo David un tatuador con experiencia, para que le grabara en la parte baja de la espalda una serie de imágenes en memoria de Lloyd, el cabro que ahora está en el cielo.

Las cenizas del cabro alcanzaron para un campo de flores, un ángel que libera a una mariposa y un poema con su rostro.

Las marcas no fueron fáciles de realizar, ya que David tuvo que comprar una tinta especial que permite la mezcla de diversas sustancias, entre ellas ceniza de finado.

"Está en mi cuerpo otra vez. He puesto a Lloyd, mi hijo, donde comenzó", aseguró la orgullosa mami, mientras David afinaba la aguja para fijar los últimos detalles de la composición.

La dama quedó devastada cuando su hijo se desplomó en una fiesta después de jugar rugby y nunca más se levantó. La autopsia indicó que el joven había tomado la droga GHB antes del partido.

Mordue también espera que el tatuaje destaque los peligros de la cochinada y el daño que inflige a la sociedad: "Todo el mundo ha sido muy positivo acerca de mis tatuajes. A mis amigos y familia les encanta".