Benjitalkapone: El artista más real de su generación
“Que le esté yendo bacán significa que todavía se puede ganar sin entregarse al lobby, sin la coreografía humillante de besar manos, lamer botas y chupar pi...”.
Doy fe de que la siguiente anécdota es cierta porque vi el chat con mis propios ojos. El año pasado, uno de los cantantes más famosos de Chile subió una historia escuchando a un entonces desconocido Benjitalkapone, y acto seguido le mandó un mensaje felicitándolo por su música. La respuesta de Benjita fue corta, seca y brutal: “Vendo beats. 60 mil”. Fin.
Algo similar pasó cuando Paloma Mami subió una historia escuchándolo. Benjitalkapone estaba en mi casa esa noche, y mientras todos los presentes entramos en un trance colectivo imaginando oportunidades en la industria, FTs soñados y viajes por el mundo, él no pescó. Lo único que quería era mostrarnos los demos de “Infraworld Vol. 2”. Esa indiferencia frente a lo que para otros sería un momento crucial es exactamente lo que lo hace distinto.
Entre 2023 y 2024 organicé veinte pequeños eventos musicales, y Benjitalkapone estuvo en cinco de ellos. Era mi fetiche y mi cábala. Lo invitaba a cada rato porque siempre que aparecía en escena generaba algo distinto, algún desenlace inesperado. Aparte, nunca puso condiciones, nunca se hizo el difícil. A su manera, se comportó como un espartano del under: si había que estar, estaba. Y eso para mí vale más que un camión Brinks.
Otro motivo de mi admiración es que lo conocí en distintas vidas. A finales de la década pasada, yo chateaba con GhettoPunkie, productor de un cantante floridano que me volaba la cabeza (2001Chalito). También pasé horas chateando con un artista experimental de SoundCloud llamado OjitosDuermo. Ambos eran la misma persona: Benjitalkapone. Lo supe años más tarde, cuando por tercera vez su música volvió a gustarme sin saber que era él. Esa capacidad de reinventarse es algo fuera de lo común, y lo mejor es que no estaba forzada: siempre fue él, solo que con otras skins, en otras eras.
La primera vez que escuché al cantante oficialmente bautizado como Benjitalkapone fue en un live con un grupo de amigos del rubro. De repente, pinchando los temas enviados por nuestros espectadores, sonó un bolero conmovedor: ‘K corte le da usted’. Recuerdo que los cuatro nos miramos como si hubiéramos visto un ovni. La escuchamos seis o siete veces seguidas. Tal vez fueron más. Eso fue en 2023 y desde entonces no he vuelto a pasar un solo día de mi vida en el que no escuche al menos una canción del Benjita.
Por eso hoy, bien avanzado el 2025, puedo decir que su éxito es una de las historias más esperanzadoras de la música chilena. Que le esté yendo bacán significa que todavía se puede ganar sin entregarse al lobby, sin la coreografía humillante de besar manos, lamer botas y chupar picos. En una industria donde muchos se venden por un saludo en backstage o una mención en stories, Benjitalkapone eligió otra cosa: ser el artista más real de su generación.
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