Hace diez años, la muerte de Robin Williams conmocionó a Hollywood, el actor destacado y querido por sus películas llenas de humor, se quitó la vida el 11 de agosto de 2014, tenía solo 63 años.

La estrella de Hollywood luchaba contra la depresión provocada por una enfermedad que él creía que tenía, pero una década después de su muerte, salió a la luz la verdad detrás de su autopsia.

El pasado domingo 21 de julio, Williams habría cumplido 73 años, y su hijo Zachary, le dedicó un emotivo mensaje vía Instagram.

“Papá, en el que sería tu cumpleaños 73, te recuerdo por toda la esperanza y alegría que trajiste al mundo. No hay una semana que pase sin que alguien comparta conmigo cómo les ayudaste a pasar un momento oscuro o un mal momento. Estoy tan agradecido y orgulloso de ser tu hijo. Te amaré por siempre”, escribió.

Un diagnóstico erróneo

Cabe destacar que el intérprete había sido diagnosticado de Parkinson, pero en la autopsia se reveló que realmente padecía demencia con cuerpos de Lewy (LBD), que le provocaba síntomas similares a la enfermedad que por error de diagnosticaron.

En 2021, su hijo habló de la enfermedad: “Lo que él estaba viviendo no se parecía en nada a lo que viven muchos pacientes con Parkinson. Creo que fue muy duro para él. Había un problema de concentración que lo frustraba, había problemas relacionados con cómo se sentía y también desde una perspectiva neurológica, no se sentía muy bien. Estaba muy incómodo”.

Según el heredero del actor, los efectos de la medicación fueron “muy duros para la mente y el cuerpo” de su padre, quien vivió sus últimos días con ansiedad, paranoia e insomnio.

Además, el diagnóstico que recibió le impidió que siguiera realizando el trabajo que tanto amaba. “No pude evitar sentirme frustrado por él”, señaló.