Los videojuegos contemplativos, donde los jugadores dedican la mayor parte del tiempo a recorrer paisajes y viajar de un lado a otro, son cada vez más populares.

La serie Death Stranding de Hideo Kojima es hoy su principal exponente. Si bien la historia y otros elementos complementan la experiencia, su jugabilidad central está determinada por el viaje y los trayectos —a veces tranquilos, otras veces peligrosos— que debemos superar.

Pero Baby Steps llega a romper todos los esquemas de los llamados Walking Simulators. En este título, el verdadero desafío no es recorrer kilómetros ni enfrentarse a grandes obstáculos, sino simplemente poder caminar.

En Baby Steps controlamos a Nate, un personaje inútil que ha vivido toda su vida sin hacer nada, hasta que descubre el poder de poner un pie delante del otro.

El control es la gran clave de la experiencia: el trigger derecho mueve la pierna derecha de Nate, mientras que el izquierdo controla la izquierda. Para algo tan básico como avanzar, debemos presionar los botones de manera rítmica, a la vez que usamos el stick para inclinar el peso del personaje hacia adelante o hacia atrás.

La idea fue diseñada por el trío Bennet Foddy, Gabe Cuzzillo y Maxi Boch, y se ha convertido en uno de los proyectos más extraños y comentados del año.

Su estreno estaba pensado para el 8 de septiembre, pero la llegada de Silksong obligó a mover la fecha. La industria indie completa se vio afectada por la irrupción del esperado título, y Baby Steps no fue la excepción.

Tras varios retrasos —el juego originalmente debía salir el año pasado—, finalmente se confirmó que su lanzamiento será el 23 de septiembre, momento en el que esperan que la fiebre por Silksong haya bajado.