Después de dos años de trabajo, Candelabro presenta su segundo disco LP Deseo, Carne y Voluntad. Una pieza reflexiva que consagra al joven grupo chileno como unos referentes del rock alternativo, con canciones arriesgadas y profundas que fueron grabadas como en antaño para darle una calidez única.

“Este disco, la gran parte de lo que viene siendo guitarra, bajo y batería, fue grabado en vivo, todo al mismo tiempo. Entonces, eso influye mucho en el resultado final”, comenta Matías Ávila, vocalista del conjunto, al Diario Pop.

La banda atraviesa un gran momento, ya que además del estreno de su disco, están ad portas de presentarse en el Festival Primavera Fauna el próximo sábado 8 de noviembre, donde compartirán escenario con algunos de sus referentes.

Un disco fuera del molde

A través de 14 canciones, Matías Ávila, Javiera Donoso, Franco Arriagada, Carlos Muñoz, Luis Ayala, María Lobos y Nahuel Alavia, plasmaron lo que representa Deseo, Carne y Voluntad, una apuesta guiada por la pérdida espiritual y lo que significa ser chileno.

Según comentan a La Cuarta, tras el estreno, se sienten “increíble, ha sido muy sorpresivo para nosotros. Habían expectativas de cómo le podría ir al álbum pero el recibimiento ha sido muy sorpresivo, demasiado, estamos muy felices”.

Para este segundo álbum, Candelabro sumó a un integrante, lo que les permitió incorporar otras capas a sus canciones, además no escatimaron en tiempo, incorporando temas de hasta 9 minutos.

El vocalista del grupo señala que este disco tiene “una inspiración directa a nivel lírico y musical, de la música popular chilena de los 70’ en adelante. Las temáticas abordadas tienen que ver con un sentido de pérdida de espiritualidad, con un vacío. También con la incógnita gigante de qué es el chileno en el 2025, en un país tan dinámico, con tantas cosas sucediendo, Chile es una suerte de animal indescriptible, en la paleta económica, política, social, es un país bien particular”.

“Eso mezclado con experiencias personales hicieron que el disco sea lo que es. Como estar constantemente tratando de buscar un poco de consuelo en la confrontación, en la duda, en el escepticismo, pero al mismo tipo con mucha confianza de que las cosas van a mejorar”, agrega Matías Ávila.

Para patrocinar Deseo, Carne y Voluntad, Candelabro se inspiró en el ejemplo de uno de sus cercanos, y recurrieron a sus fanáticos para hacer un crowdfunding. Un método de financiamiento colectivo en el que aquellos que aporten con dinero, tienen ciertos beneficios, una idea que en lo teórico sonaba bien, pero que en lo práctico les trajo más de un dolor de cabeza.

“El proceso de grabar un álbum es súper caro, entonces dijimos: pidámosle ayuda a la gente, propongamos recompensas para que la gente que quiera, nos pueda apoyar. Y pese a todas las cosas buenas y malas que trajo eso, lo hicimos y funcionó”, señala Franco.

Lo bueno es lo evidente: se terminó el disco, lo malo: “las típicas polémicas, que hay gente que nos trató de personas que no trabajábamos, de flojos, que nos estábamos aprovechando la gente. Bueno, son tonteras realmente. Al final primó más la ayuda que la crítica”.

Y aunque hubieran querido que el financiamiento de los fanáticos cubriera todos los gastos, aseguran que finalmente, el costo del álbum triplicó la cifra recaudada, pero sirvió para pasar cuatro maratónicos días en Estudio del Sur para grabar los instrumentos.

Un crecimiento exponencial

Candelabro ha ganado reconocimiento en la escena musical nacional, siendo considerados para grandes festivales, además de hacerse de cierta fama entre el público alternativo.

“Ha sido muy rápido todo, este año vamos a tocar en dos festivales grandes, el lograr terminar un disco como el que hicimos, es igual de intenso. Pero a la par, también uno tiene que seguir con su vida normal. Estudiar, trabajar, ver a la familia, ver a la pareja, no sé”, señalan.

Faltando poco para el Primavera Fauna, ¿hay algún artista al que admiren con el que compartan escenario?

—Franco: en mi caso, Massive Attack, los encuentro geniales, y Stereolab. Otoboke Beaver también son cuáticas.

—Matías: Weezer, bacán tocar con Weezer. A mí me gusta, no es algo que escuche todos los días, pero lo he escuchado harto en mi vida, y nos influenciaron harto en el primer disco de Candelabro. Es liberador para uno ver que hay bandas que funcionan y que tienen esa propuesta y que les va bien. De repente piensan que hacer rock tiene que ser una cosa hiper mega testosterónica, chaqueta de cuero, lentes, por eso está bueno ver gente común haciendo música.

¿Cómo ven el momento actual de la escena musical chilena?

—Es difícil igual hablar de escena cuando en realidad lo único que conecta a las bandas es la fuerza colectiva, tratar de sacar los proyectos adelante, porque así como escena no hay. Son muchos proyectos tratando de hacer muchas cosas, y eso siento que es inspirador para mucha gente

¿Se les han acercado artistas ya consagrados para comentar su trabajo?

—Gepe ha compartido nuestro disco, sabemos que le gustó, lo conversamos con él. Con Pedro Piedra también hemos podido conversar pero bien por encima. Yo creo que todavía nuestra generación está ahí como empezando a ser el reemplazo de algo que ya existe.

¿Cómo se proyectan de aquí a los próximos años?

—Ojalá estar viviendo de la música, establecernos mejor. Empezar a generar con esto, seguir haciendo arte, seguir conectando con la gente, salir a otros países, que nos conozcan, poder viajar más por Chile también. Y encontrarnos más con los más viejos, con nuestros héroes de la vida.

¿Quién le gustaría que les dijera: “Buena, cabros, está bacán lo que están haciendo”?

—Matías: Jorge González, Pancho Sazo (Congreso) y Leo Rey.

—Franco: Sergio Tilo González (Congreso).