En la década de los 70, una normal familia norteamericana se mudó a un dúplex construido en 1882 en West Pittston, Pensilvania.

La antigüedad de la casa, obligó a que la familia Smurl se pusiera a trabajar en ella, pintando el lugar y haciendo pequeñas reparaciones aquí y allá.

En esos años, todo parecía normal y durante sus primeros 18 meses en la casa, fueron felices como nunca.

Es decir, la familia estaba en el comienzo de una nueva etapa tras la inundación del huracán Agnes en 1972, que afectó la región.

Para 1974, Jack, el padre de la familia, fue ascendido en su trabajo, mientras Jane, la matriarca, se convirtió en voluntaria en la escuela de sus hijas para luchar contra el consumo de alcohol en adolescentes.

Las manifestaciones paranormales

Todo cambió en 1974, cuando las cosas comenzaron a darse vuelta y ellos empezaron a sentir los primeros esbozos de actividad paranormal en su casa.

A problemas económicos, se le sumó un ataque al corazón de la madre de Jack, Mary. Pero como si eso fuera poco empezaron a escuchar susurros dentro de la casa, además, masas negras comenzaron a aparecer en zonas que estaban recién pintadas o en las alfombras.

A pesar de estar recién reparadas, las tuberías comenzaron a gotear y aparecieron marcas como de arañazo de un animal en las puertas.

Incluso en una oportunidad, una televisión se incendió espontáneamente.

Estas pequeñas manifestaciones comenzaron aumentar de grado. Los ruidos eran cada vez más fuertes, los muebles se movían solos y un hedor comenzó a aparecer en diversas zonas de la casa.

Los pasos en las escaleras eran cada vez más fuertes y frecuentes, al igual que el encendido de las radios, sin estar conectadas a la electricidad

Los padres de Jack, Mary y John -quienes vivían en la casa contigua-, aseguraron haber escuchado una fuerte pelea del matrimonio con improperios de grueso calibre, lo que el matrimonio siempre negó.

Janet, en tanto, aseguró que una fuerza maligna había intentado abusar sexualmente de ella. Algo similar, afirmó Jack que le había pasado en el living del hogar mientras veía televisión.

Los espíritus

Con todo lo que vivieron, la familia, de religión católica, decidieron pedir ayuda a los demonólogos Ed y Lorraine Warren.

La famosa pareja aceptó acudir hasta el hogar de la familia y descubrieron que cuatro espíritus habitaban el lugar: una anciana, una joven con rasgos violentos, un hombre que murió allí y un demonio que intentaba destruir a la familia.

El matrimonio organizó sesiones grupales de oraciones e incluso se realizaron varios exorcismos sin que nada diera resultados.

Fue entonces que acudieron a la prensa, con la esperanza de que alguien pudiese ayudarlos, pero en lugar de beneficiarlos, la situación se convirtió en un circo mediático con cámaras apostadas fuera de su casa, las 24 horas del día.

Tras estar por años bajo el escrutinio público, en 1986, los Smurl decidieron finalmente abandonar la casa para siempre, sin embargo, los hechos paranormales continuaron en su nueva casa.

Se dice que quedaron libres en 1989, cuando un exorcismo cumplió su tarea y los liberó del mal.

Sin embargo, la historia marcó una derrota para los Warren, la misma que verá la luz en la última entrega de El Conjuro: el último rito.