Por Consuelo Calderón“La boda dura un día, el proceso es lo que las novias recuerdan”: Javiera Jordán lanza libro para planificar matrimonios
Tras catorce años creando vestidos de novia, la reconocida diseñadora chilena recopiló todo su conocimiento acompañando a las novias para hacer una guía práctica sobre cómo planear tu boda. “El saber te permite tomar decisiones para hacerlo cada vez más propio. Y al hacerlo cada vez más propio se disfruta y se recuerda mucho más”, asegura Javiera Jordán a La Cuarta.

La reconocida diseñadora Javiera Jordán lleva catorce años creando vestidos de novias y ayudándolas a bajar la ansiedad mientras se preparan para disfrutar de uno de los días más especiales de su vida.
Con todos estos años de experiencia sobre los matrimonios y las novias, la diseñadora decidió crear una guía práctica para ayudar a las parejas a planificar su boda y “no morir en el intento”. “Wedding Planner” (Editorial Planeta), el libro de Jordán, cuenta con checklists, consejos, calendarios y detalles sobre la historia de las tradiciones que rodean las matrimonios.
En una conversación con La Cuarta, Javiera Jordán -reconocida también por sus vestuarios de alta costura y por vestir a distintas famosas en eventos como la Gala del Festival de Viña- habló sobre “Wedding Planner”, sobre cómo este libro puede ayudar a los novios, el proceso para crear sus espectaculares vestidos de novia y cómo mantiene su autenticidad como diseñadora.

La idea de escribir el libro “Wedding Planner” surgió en la pandemia, mientras busca otras áreas que explorar. Si bien en aquel entonces no concretó el proyecto, la idea quedó.
“En 14 años he ido acumulando información respecto a la experiencia de cada una, respecto a las novias en general, como nicho, respecto al diseño, asesoría de imagen. Y a mí personalmente me gustan mucho las tradiciones y me gusta entender como a nivel. sociológico cómo nos movemos como sociedad y cómo respondemos ante las tradiciones”, detalla.
“Y en eso me di cuenta que, no sé si decir Chile, sino que yo creo que en Latinoamérica, somos bastante obedientes respecto a las tradiciones, pero no las cuestionamos. Hoy en día creo que el mundo está tan globalizado que hay distintos tipos de personas, de personalidades, y estamos como un poco mucho más libres a decidir cuál es el camino que queremos caminar en la vida, cuál es nuestra identidad”, reflexiona.
“Yo me he topado con gente tan, tan, tan distinta que me empezó a llamar mucho la atención que los matrimonios en Chile fueran tan iguales, siendo que ya se está abriendo como esto de poder ser distintos como persona y cada uno con nuestra identidad”, expresa.
Por eso, detalla que “el trabajo que hago con las novias es de rescatar esta identidad y un poco empoderarlas para que ellas sean y se atrevan a ser quienes son”.
“Me pareció muy entretenido y yo creo que por eso el proyecto nunca se salió de mi cabeza, porque sigue haciendo sentido y es absolutamente atemporal. Lo principal fue un poco reunir como toda esta historia, todo lo que yo he aprendido, he leído y estudiado como para aludir un poco al pensamiento crítico y que cada uno decida lo que le hace o no sentido. Incluso poder incluir elementos de la misma historia, ya sea de los griegos, de los romanos, de los indios, de los chinos. Le puse una especie de piedra roseta como para despertar y atreverse a mostrar esa identidad de cada uno, pero de una manera inteligente, con historia y con sentido finalmente”, afirma Jordán.

La historia de Javiera Jordán con los vestidos de novia comenzó gracias a una amiga, quien le pidió que le hiciera el vestido para su matrimonio -antes de que ella se convirtiera en una de las diseñadoras más destacadas del rubro-.
“Cuando esa amiga me pidió que le hiciera el vestido, yo no entendía nada acerca de los matrimonios. Había ido solo a uno, entonces desconocía absolutamente de qué se trataba. Pero yo creo que ahí el link fue, que si era algo que me interesaba mucho, era el vestido de la novia. Y cuando hice este vestido, era una novia que quería que en el fondo cada uno de sus amigos participara de manera muy activa en la organización de su matrimonio. Entonces vi cómo funciona, la logística, lo emocionante que es el momento para toda la familia. Lo producido en toda la organización que hay por detrás, el resultado de un trabajo de muchos rubros por hartos meses. Encontré tan complejo y completo el rito del matrimonio, que además concluyeran un vestido fue fascinante”, relata.
-En el libro hablas sobre la identidad y de cómo el vestido refleja la personalidad de la novia. Pero como diseñadora, ¿de qué manera logras esto?
-Partiendo de la base que el vestuario lo veo como una manera de comunicarse. ¿Cómo se comunica? Con el tiempo igual obviamente se ha desarrollado un expertise. Por ejemplo, si eres alguien bastante rockera, displicente, un poco como con esas personalidades que llevan la contra, yo lo traduzco en hombreras puntiagudas, en escotes puntiagudos, elementos más punzantes, no tan románticos, vestidos más modernos, telas más lisas. Por otra parte, alguien más romántica puede irse a la tela un poco más suave, más delicada, más vaporosa. Hay aspectos de la personalidad que se pueden linkear fácilmente con aspectos del diseño. Y básicamente ese es mi trabajo.
-¿Cómo mantienes tu esencia como diseñadora cuando tienes que seguir un poco lo que quiere la novia?
-Yo me considero como una… De hecho estudié arte, soy un artista, podría decir que retrato, soy una retratista de novias en un vestido. Sin embargo, creo que igual mis vestidos tienen una línea, a pesar de ser muy diferentes, pero esa línea es mucho más amplia que un estilo. Es decir, la teatralidad, la autenticidad de la novia. De repente la gente ve una novia muy auténtica, muy distinta, y dice ‘este vestido debe ser de Javiera Jordán’. Pero no porque mis vestidos tengan todo el corte de la cintura y el escote en V. Creo que mi identidad va en un sentido más amplio, como en conceptos mucho más globales que un estilo particular. Y creo que la gracia de un diseñador es ir transformándose, mutando, ir adaptándose un poco a los distintos estilos, porque en el fondo si te quedas pegado con uno, bueno, camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
Un emotivo proceso
El proceso de la creación de un vestido de novia puede tomar meses. Entre pruebas, cambios, nuevas ideas, y todo mientras la novia organiza de forma paralela el día de su matrimonio.
Para Javiera Jordán es un proceso “emotivo, a veces estresante, muy rico en contenido, lo cual lo hace bastante atractivo, para mí que creo que hay una vocación de acompañarlas en eso”.
“El proceso es distinto para cada una. Hay novias que les encanta el proceso. Hay novias que no. Hay gente que es más concreta y que le genera ansiedad el no ver de una su vestido más o menos terminado. Creo que quizás a la mayoría le urge un poco eso. Sin embargo, cuando empiezan a entender cómo funciona un proceso creativo, se empiezan a relajar porque ven que, en realidad, no tienen el total claro, pero cada decisión se toma paso a paso, frente al espejo, las toman ellas conmigo, vamos viendo milímetro a milímetro. Entonces eso bajaba mucho la ansiedad porque es un trabajo súper detallista, detallado, en el cual vamos por paso. Yo siempre les digo ‘un pie primero, después el otro, si no te tropiezas’. De repente llegamos a la parte, por ejemplo, elegir la tela, algo que se anota en el presupuesto puede cambiar porque en un año, ocho meses, conociéndola, se nos pueden ocurrir siempre ideas mejores. Ella también pudo haber visto algo en una revista, en Pinterest, en el matrimonio que fue, que le haga sentido y que lo quiere incluir. Y eso se incluye porque es parte del proceso creativo y de cómo vamos tejiendo, como metafóricamente, este vestido entre las dos”, explica la autora.
En medio de todo esto, también está la familia involucrada en el proceso. “También lo pongo en el planner. Hay todo un tema con las familias, la novia y la mamá, la novia y la suegra. Hay gente que viene sola, hay gente que viene acompañada, hay conflictos acá. Algo del equipo es que nosotras firmamos un acuerdo de confidencialidad de que lo que pasa acá, se queda acá. Porque en el fondo es como una visita al psicólogo, donde la gente muestra también su vulnerabilidad, su niña interna, sus peleas familiares, sus rollos. Y creo que es muy importante para desarrollar un proceso creativo bien higiénico, que eso sea muy discreto y que no salga de ahí, que ellas tengan la confianza de poder pelear sobre la mamá, si es que así pasó”, detalla Javiera.
No obstante, la artista enfatiza que cada situación es diferente para cada persona. “Creo que el mayor interés mío por hacer este planner también fue el poder atesorar ese proceso, porque es lo más rico en contenido. El matrimonio, la boda en sí, dura un día, se esfuma y el proceso es algo que luego las novias recuerdan y me dicen ‘quiero volver a tu taller, echo de menos ir’. Entonces fue algo muy especial para ellas también”, afirma.
El vestido de novia suele ser un atuendo que será utilizado solo una vez en la vida, para luego ser guardado y quedar como un recuerdo más de aquel especial día.
“Respecto a lo que el vestido se usa una vez, es cierto y creo que las tradiciones tienen mucho valor en que son eventos inútiles, por así decirlo. Y como sociedad estamos tan acostumbrados a que todo tenga algo a cambio, que todo sea útil, que todo sirva para algo, que todo sea racional. O sea, ¿por qué los matrimonios no se han acabado? Es que yo creo que es inherente el ser humano tener estos eventos que marquen hitos. y que sean inútiles. Que puede fallar, que es ilusión, pero esa es la gracia en el fondo. Yo creo que todos los niños y niñas internas se conectan con esa ilusión, de que no tiene que ser útil, de que puede ser un juego, de que estamos jugando casi que a disfrazarnos y divertirse un poco, no que tenga algo a cambio”, reflexiona Jordán.
“Es el festival de los millones, es un gastadero de plata, no sabe si es que va a durar para toda la vida. O sea, si nos ponemos racionales, lo matamos. Pero si no nos ponemos racionales, vamos a tener un año de nuestra vida demasiado importante, demasiado rico en contenido, demasiado romántico. Vamos a acercarnos con nuestra familia, a alejarnos de nuestra familia. Vamos a ver a toda esa gente reunida. Incluso energéticamente es un evento muy muy, muy bonito”, asegura.
Una guía práctica para planear tu boda y no morir en el intento
Además de enfocarse en los vestidos de la novia, “Wedding Planner” también repasa temas importantes sobre el matrimonio como el presunto, los invitados, las mesas e incluso, menciona detalles pequeños -pero importantes- como qué ropa interior usará la novia en su día especial.
-¿De qué manera crees que este libro puede ayudar a las novias y también a los novios?
-Yo creo, y espero, que sea esta piedra roseta. Cuando uno se compromete o entra como en un nuevo proyecto, la gente te da un montón de consejos de acuerdo a lo que ellos vivieron o cómo lo hicieron. Creo que es importante tener un libro que reúna consejos parciales, que no emiten juicios de valor, sino que es un poco más general para agarrar confianza, entender más o menos el panorama y empezar a organizar esto quizás con un poco más de sabiduría. También disfrutarlo un poco más. Yo creo que es verdad esa frase de ‘saber es poder’. Y a mí me hubiese encantado casarme sabiendo todo lo que sé ahora del rito, de por qué te lleva el papá, de por qué la flor, por qué el ramo, porque creo que el saber te permite tomar decisiones para hacerlo cada vez más propio. Y al hacerlo cada vez más propio se disfruta y se recuerda mucho más. Y por supuesto que, por este amor al proceso y querer atesorarlo, es que el planner es un objeto bonito, un libro como para poner en la casa y que lo vean. Que sea junto con el vestido o el ramo de los pocos objetos que te quedan de recuerdo de ese día.
-¿Qué consejo le darías a una mujer que está empezando a planear su boda?
-Le diría que se tome los consejos con calma, pero que las cosas importantes, ya sea vestido, lugar, iglesia -si es que es el caso- las reserven con mucho tiempo, porque creo que un año es como mínimo, si es que tenías un lugar en mente. Están todos los consejos en el planner, pero también que no sigan tantos consejos, porque en el fondo la gente suele proyectar en los consejos que da y, de repente, confunde, sobre todo si es que algunas son más inseguras. Y que es un momento en verdad que hay que atesorar como pareja y que lo más importante son las dos personas que se están casando. Si bien la familia es partícipe y todo, que traten como de mantener ese núcleo los dos. Es como el primer proyecto importante que se hace en pareja, entonces también es entretenido ir descubriendo quién es el más práctico, quién es el más romántico, cómo somos como equipo, cómo funcionamos casi que como empresa. Entonces que traten como de no escuchar tanto ruido externo, sino que vean qué ese noviazgo o relación tiene para mostrarles también.

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