A tres años del lanzamiento de su best seller “El Poder de Quererte”, la psicología y autora María Paz Blanco regresa con su nuevo proyecto: “El Poder de Creer”, un libro que te invita a transformar tu realidad, a dejar atrás tus creencias limitantes, a enfocarte en la fe y descubrir tu poder personal.

En una conversación con La Cuarta, la escritora y Life Coach nos habló sobre cómo nace este segundo libro, cuáles son las barreras que no nos permiten creen en nosotros mismos, la importancia de tu diálogo interno, su experiencia con su hijo, por qué es “creer para ver” y no “ver para creer”.

“‘El Poder de Quererte’ para mí surge como ese paso esencial básico y primario en el camino del desarrollo personal, que es el aprender a conocerse y, una vez que uno se conoce y se acepta, empieza a quererse. Es algo básico, porque en el minuto que tú empiezas a quererte te sientes merecedora o merecedor, ocurren un montón de cosas que en tu vida no hubiesen pasado si tú no te hubieses querido”, detalla Blanco.

“El amor propio, más que ser una frase cliché o de moda, la verdad es que, desde mi perspectiva como psicóloga, es una herramienta clave de trabajar en la vida de todas las personas para vivir en armonía, en prosperidad y con bienestar, pero no es suficiente. Es algo importante, necesario, casi de supervivencia, pero para poder encontrar el propósito, sortear los desafíos de la vida con mayor resiliencia, encontrar en las situaciones adversas, tal vez, tu luz, quererte a veces te va a quedar chico. Necesitas algo que sea un poco más profundo, que es el creer en ti”, asegura.

En ese sentido, la autora explica que “cuando hablo del creer en ti para mí es como una consecuencia del quererse”. “Se pueden perfectamente trabajar en conjunto, no es excluyente, pero es muy difícil que tú creas en ti mismo si no te quieres. Por eso para todos los lectores de ‘El Poder de Quererte’, este libro viene a ser el complemento ideal. Porque tú primero te quieres, trabajas en tu autoconocimiento, en tu amor propio, en poner límites, en trabajar la gratitud. Y luego empiezas a desarrollar el cómo conecto con mi poder personal, que es otra arista tuya que va mucho más allá del amor propio”, expresa.

“‘El Poder de Creer’, para mí, nace como respuesta muy natural a lo que era ‘El Poder de Quererte’. Pero va esto a un paso más profundo que implica, por supuesto, que para creer en ti tienes que quererte. Creer es algo que no va necesariamente desde la mente racional. ¿Por qué? Porque desde lo racional está el querer. Tú puedes querer muchas cosas. Por ejemplo, tú puedes tener muchas ganas de querer quererte y trabajar tu amor propio, pero si dentro de ti, tú no te sientes merecedora de amor propio o de aquello que tanto quieres, quizás una relación de pareja, un trabajo distinto, un ascenso, paz, si crees que no es posible para ti, por tu historia y por tu biografía, porque la vida es dura, por lo que sea, eso nunca va a pasar. Este libro viene a mostrarte que el creer precede al querer en todo. Siempre el creer va primero".

Ante esto, la autora afirma que “no es ‘ver para creer’, es ‘creer para ver’, porque en la medida en que tú empiezas a creer que puedes, las puertas empiezan a abrirse porque tu misma energía y el foco en donde pones la atención, tu Sistema de Activación Reticular (SAR) empieza a activarse en aquello que ves como posibilidad, y lo que eran antes murallas se transforman en camino”.

-En base a tu experiencia y tus conocimientos. ¿Cuáles crees que son las principales barreras que no nos permiten creer en nosotros mismos?

-No nos enseñaron a creer en nosotros. Siempre como que hemos puesto la atención hacia afuera, en todo. Yo te diría que la propia crianza, siempre ha sido como ‘tu intuición no es algo tan real, no le hagas tanto caso’, ‘confía en los datos’, ‘qué dicen las estadísticas’. En el libro pongo que hay una cantidad de estudios que muestran que la fe, la esperanza, la ilusión, cambian la estructura del cerebro y efectivamente te permiten sentirte mejor y, por lo tanto, crear una realidad distinta. Entonces no queremos creer para ver, queremos ver para creer y fuimos educados en base a ese paradigma, de que una vez que tenga en la mano, lo puedo agradecer. ¿Cómo voy a agradecer algo que todavía no tengo? Nos quedamos en ese mundo y nos cerramos a muchas posibilidades. Ese paradigma es el que más nos ha, yo te diría, puesto como una barrera en el camino de creer en uno mismo.

“Además de que siempre tendemos a tener temas de autoestima, le creemos más a lo que dice el otro. Estamos buscando la comparación. Hoy día las redes sociales te comparan. Yo veo, por ejemplo, muchas personas que no se atreven a dar el paso porque ‘no, es que me falta, no me siento preparado’. Hay una frase que es muy bonita de un psicólogo, William James, que dice ‘hazlo con miedo y te sentirás valiente’’. No muchas veces, para comenzar, tienes que sentirte valiente y súper capaz, sino que hazlo y en la medida en que lo haces, vas a sentirte valiente. Lo mismo pasa por creer en uno. Muchas veces no vamos a creer en nosotros mismos. Por eso pongo relatos personales en el libro, relatos en los cuales no creí en mí, no creí en mi capacidad, pero después la vida te lleva a creer en ti en el minuto en que tú tomas esa decisión, porque esto es una elección. Hay que tener coraje, hay que decidir creer en uno, pase lo que pase. Y en la medida en que tú empiezas a hacer ese cambio, la realidad empieza a cambiar contigo, como una coherencia natural, como una congruencia".

“Hemos crecido como no invitándonos a creer. Había que creer en algo más, que creo que es súper importante en la vida para transitar con propósito. Sería muy soberbio pensar que estamos solos en esta vida. Es importante sentir que hay algo superior, llámese como se llame, que te acompaña en tus pasos, pero antes también tienes que creer en ti”.

-En el libro hablas con la autenticidad, el encontrar quién eres, pero también hoy en día pasa con las redes sociales que nos muestran estas vidas espectaculares que viven los demás y nos comparamos. ¿De qué manera sientes que nos afectan las redes sociales en este ámbito?

-Yo creo que mucho, porque así como el teléfono se creó hace cientos de años atrás para poder comunicarnos en distancia, hoy día es el aparato que más nos desconecta. Creo que con las redes sociales pasa lo mismo, se crearon para poder conectar y hoy día resulta que al final nos desconecta. No solo nos desconecta de los demás, porque tenemos amigos virtuales en vez de presenciales, nos desconecta de nosotros. Porque lamentablemente el mundo de las redes sociales es un mundo donde toda la gente muestra lo mejor, nadie muestra cuando tienes una pelea con tu pareja, cuando te fue mal en un proyecto. Nadie muestra los problemas económicos, nadie muestra si no hay plata a fin de mes para poder pagar las cuentas. En fin, todo el mundo muestra lo más grandioso y filtrado de la realidad además. Entonces es como meterse en una comparación de puras cosas grandiosas que más encima son irreales. Pero la gente lo toma como que todo el mundo está mejor que tú.

“Yo creo que las redes sociales, sobre todo si tienes algún tema en tu autoestima o la gente más joven, promueve la comparación. Más encima es contenido breve, porque hoy día sabemos que nadie quiere gastar 2 minutos en escuchar algo. Queremos todo, lo queremos rápido, queremos que sea inmediato. Nos lleva a una comparación incesante porque es un estímulo tras otro. Lo que es peor es que todos queremos el cambio personal, todos buscamos la transformación, a todos nos seduce esa idea. Pero estamos muy ocupados, entonces paradójicamente la queremos, pero la queremos rápido. A mí cuando la gente me dice ‘es que yo no tengo tiempo en mis días para leer porque estoy muy ocupado entre mis hijos, mi trabajo y todo’, pero después esa persona tú le preguntas cuánto tiempo pasa en las redes sociales, y efectivamente pasan mucho tiempo. Es un tema de hábitos. Por qué mejor en las noches, en vez de acostarte, que tu última acción del día sea meterte a Instagram y empezar a ver lo que hace el resto, por qué mejor no dedicas ese tiempo a leer".

“Decimos que no hay tiempo, que estamos muy ocupados, pero la gente destina tiempo a las redes sociales y es tiempo que perfectamente podría destinar al crecimiento personal o a la lectura. Entonces, yo creo que más que una falta de tiempo, es cómo estamos distribuyendo nuestro tiempo. En las redes sociales hoy día uno puede aprender contenido o ver cosas, pero es algo muy efímero. El cerebro no aprende con videos de 30 segundos. Si lo único que ves todo el día son fotos de distintas cosas, no estás alimentando a tu cerebro con la información que quieres para provocar los cambios. Hay que hacerse el tiempo, hay que hacerse el hábito de la lectura, hay que empezar a disfrutarlo, no verlo como algo aburrido, al contrario, verlo como un minuto para uno, una pausa personal y tan importante conectar con uno cuando estamos tan desconectados”.

-Hay una frase que me llamó mucho la atención que dice ‘una nueva realidad que empieza por dentro y luego por fuera’. ¿De qué manera te puede ayudar la forma en la que te hablas a ti mismo? ¿De qué manera sientes que ese lenguaje que tenemos con nosotros mismos nos afecta?

-Yo creo que nuestros peores enemigos y nuestros peores demonios no están afuera. No es nuestro jefe, no es el gobierno, no es el vecino, son nuestros propios pensamientos y principalmente nuestro diálogo interior. Lamentablemente, le tendemos a perder el peso, porque como los pensamientos no se ven y no son tangibles, creemos que no tienen esa fuerza de poder crear. Pero el pensamiento es absolutamente creador. La mente es el origen de todo. Por tanto, tu diálogo interior es lo que más escuchas, porque con la persona con quien tú más hablas en el día a día es contigo misma. Y no somos conscientes de eso. ¿Qué nos estamos diciendo todo el día? Cuando tenemos que enfrentarnos a un desafío, ¿qué es lo primero que se nos viene a la cabeza? ¿Qué pensamientos surgen de manera inconsciente? Porque en ese diálogo hay dos alternativas, o tienes un diálogo que efectivamente te ayuda a prosperar, a crecer, a enfrentar los desafíos con autoeficacia, con esa posibilidad de sentir que pese lo que sea, lo voy a lograr; o es un pensamiento que que te hunde y que te tira hacia abajo.

“Por tanto tener un control y ser más conscientes de nuestro diálogo interno es crucial en nuestra vida para vivir con plenitud. Y parte de creer en uno mismo es empezar a creer que tenemos el control de nuestra vida, no que los pensamientos nos llegan y que no podemos hacer nada al respecto. Hay mucha gente que cree que eso es así. Yo creo que es súper importante entender que todos tenemos esa capacidad, ese superpoder y el libre albedrío de decidir en qué nos queremos enfocar, qué es lo que queremos ver y qué queremos, por tanto, que se haga nuestra realidad. Tú pones a dos personas caminando por la calle, hay alguien que se puede enfocar en todos los grafitis, en todas las murallas rayadas o en la basura que hay en el piso, y hay otra persona que se enfoca en los árboles, en el otoño, en las mariposas o en un pajarito que vio. Y ese enfoque no es al azar, viene desde donde tú decides poner tu atención, nace en tus pensamientos, nace en el cómo te estás hablando. Tener un control de tu diálogo interior es crucial para un mayor bienestar”

“Si yo solamente podría dar un consejo (seria) ‘no te hables más mal, deja de hablarte mal’. ¿Qué beneficio en tu vida has tenido hablándote mal? Literal no hay ni uno, porque cuando uno se habla mal, no hay nada. O sea, ese crítico interno, el que te dice ‘qué mal lo hiciste, no sabes hacer las cosas, nunca vas a aprender, no lo vas a lograr’, no te impulsa a ser mejor. Te llena de miedo, te eleva el cortisol, te sientes incapaz. Al cuerpo le gusta la coherencia. Entonces, si tienes una mente que te dice ‘no eres capaz, lo vas a hacer mal’, inmediatamente tu organismo responde secretando cortisol, activando la amígdala, se activa el sistema simpático. Y ante ese escenario que estás en un modo de lucha, huida, tu corteza prefrontal, que es la que te permite tomar decisiones de una manera enfocada se desactiva. Cuando estás llena de miedo por hablarte mal, actúas mal. Entonces tenemos que romper ese ciclo. ¿Y dónde? Con nosotros mismos, desde el paso uno, desde en qué decides pensar, porque en lo que tú piensas te enfocas. No es negar la realidad, si esto fuera un podcast y cortara un pedazo, esto podría sonar a positivismo tóxico. Como ‘hay que pensar bonito y va a estar todo bien. No, el libro cuenta distintos casos de mis clientes de Life coaching, historias personales mías, de que acá no se trata de negar la realidad, acá se trata de que conectes con tu sabiduría interior para resignificar esa realidad y entender que, por muy duro que haya sido tu pasado, tu biografía o hasta tu genética, tú hoy día si realmente tienes esa fortaleza de creer en ti y creer en algo superior que también te va a apoyar, tú puedes realmente transformar tu vida. Lo del diálogo anterior es el comienzo crucial de todo".

-Este libro habla sobre su experiencia personal con tu hijo Santi, revelas algunas anécdotas y complejos momentos que viviste. ¿De qué manera sientes que está experiencia influyó en tu vida, te impulsó a cambiar?

-Yo cuento las experiencias con mi hijo, porque si bien la discapacidad y enfrentar incertidumbre en la salud de un hijo es un tema bien particular y que toca una fibra muy sensible en los que son padres, todos, sin excepción, hemos enfrentado desafíos. No es necesario que sea un hijo, o es la pérdida de un ser querido, el quiebre de una relación en la que te sentías muy plena, quizás es la pérdida de un trabajo que te da mucha estabilidad y que te permitía tener una vida distinta. Todos tenemos situaciones en las cuales nos enfrentamos. Para mí fue mi hijo, pero para otros puede ser algo completamente distinto, pero que no por eso es menos doloroso. Yo creo que el dolor es parte de la condición humana. Para mí, mi hijo vino a destruirme para enseñarme a reconstruirme. Y destruirme en el sentido amplio de la palabra, destruir mis creencias limitantes. Yo antes operaba bajo el viejo paradigma, yo era ‘ver para creer’. Pero la vida, con sus formas inesperadas, te va enseñando distintas maneras.

“La vida misma me enseñó a dejar atrás las certezas, me enseñó, a través de mi hijo, a entender que la incertidumbre iba a ser parte de mi vida y que tenía que aprender a bailar con la incertidumbre como una compañera de ruta. Me enseñó que esto podía destruirme, convertirme en una víctima de la situación y preguntarme el por qué a mí, si yo me cuidé, si yo me porté bien en el embarazo, si fue un embarazo bueno y preguntarme diez mil cosas y quedarme ahí, en ese loop del sufrimiento, porque el sufrimiento siempre es opcional. El dolor es parte de la condición humana, pero el sufrimiento es opcional. Yo decidí atravesar los dos caminos. Decidí vivir el dolor para atravesar el camino de la superación y el crecimiento. Y eso es precioso, porque te empiezas a dar cuenta después en la vida que los desafíos más grandes que has tenido o que esas instancias que han sido más dolorosas, finalmente si tú lo permites, pueden ser las instancias que realmente marquen un antes y un después en tu vida. En el minuto en que estás ahí no lo ves, es como en el minuto que tú estás en el incendio, solamente quieres apagar el incendio. Pero una vez que se apaga el incendio y que este dolor lo empiezas a masticar, empiezan a aparecer las lecciones si tú lo permites. Por eso el creer es tan importante, porque yo podría querer aprender lecciones de algo malo, pero si yo creo que no puedo tener lecciones porque la vida es injusta, porque la vida es mala y tengo un montón de creencias limitantes, jamás voy a tener realmente esas lecciones".

“Para mí, mi hijo fue mi maestro, pero creo que así como fue Santi, creo que todos tenemos nuestros propios Santi, por así decirlo. Todos hemos tenido nuestras batallas y las vamos a seguir teniendo. Y por eso, mientras más herramientas tengamos desde la psicología, desde la espiritualidad, desde la propia compañía y sentirnos a gusto con nosotros mismos, podría estar la embarrada fuera, pero sientes una paz interior que te mantiene firme y eso es lo único que puedes controlar. Porque sabemos que lo de afuera no es controlable, solamente puedes controlar cómo tú te vas a sentir o qué vas a hacer tú con tu crisis".

Para María Paz Blanco, “El Poder de Creer” es un libro que “te quiere invitar a ese camino, de que puedas salir fortalecido de esta situación que puede ser dura. Y si no estás atravesando una situación dura y buscas crecer, también te va a dar eso”.

“Para mí es un libro que se lee tanto en la luz o en la sombra. Hay veces que la gente cree que si leo ‘El Poder de Creer’, implícitamente significa que yo no creo en mí. No, para nada. Uno nunca se gradúa de estas cosas. Este libro lo puedes leer en un momento de plenitud, donde sientas que las cosas te funcionan muy bien, este libro viene a expandir aún más tu luz. Pero si estás en un minuto desafiante, donde necesitas como un impulso, donde sientes que las cosas no te están funcionando y te sientes tal vez un poco desesperanzado, este libro te va a dar ese impulso que necesitas para darte ilusión", cierra la autora.