Por Axel ChristiansenProbamos el sándwich que Dylantero llamó “La mayor estafa de Providencia”
18 mil pesos por un sándwich de Pastrami fue la gota que rebalsó el vaso del reconocido YouTuber. ¿Pero es efectivamente una estafa?

Dylantero, el reconocido creador de contenido está enojado. En particular, enojado gracias a un sándwich.
El YouTuber enmascarado visitó recientemente al MUT, el Mercado Urbano de Tobalaba que se ha convertido en un nuevo espacio de comercio alternativo justo al lado del Metro Tobalaba y que concentra no solo tiendas de música, ropa alternativa y tecnología, sino que también una oferta gastronómica alejada de lo que podemos ver en un patio de comidas tradicional.
Allí es donde Dylantero se encontró con La Fiambrería, un local de charcutería especializado en sándwiches elaborados con sus propios productos artesanales. La cadena que comenzó en Franklin ya tiene cinco locales a lo largo de la capital y se ha convertido en un referente para quienes buscan productos diferentes a los tradicionales, como pastrami, porchetta, mortadella con pistacho y lomo kassler.
Imaginamos que, pensando en lo largo de la fila y en su apetitoso mostrador, Dylantero fue a probar uno de los sándwiches ofrecidos por la cadena: el de Pastrami con Queso Gouda Ahumado de elaboración artesanal, Coleslaw fresco y un aderezo especial, servido en pan ciabatta.
Pero el resultado no fue el esperado, según podemos ver en un mensaje subido en X por el mismo creador:
Un sandwich importado
La preparación tiene su origen en los “deli sandwichs” originados principalmente en Nueva York, en los cuales las tiendas de charcutería ofrecían sándwiches con “delicatessen” (de allí el nombre) inicialmente importadas desde Europa.
La principal característica del deli sándwich es que el principal protagonista es precisamente la charcutería, por lo que suele servirse en cantidades bastante generosas y que los ingredientes y aderezos suelen ser pocos y más bien complementarios, algo también muy distinto a la tradición chilena del Sandwich, donde mientras más abunde todo, más contento nos deja el sándwich.
Volvamos entonces a la oferta de La Fiambrería, en donde ofrecen una serie de sándwiches ya sean prearmados o bien, con un embutido elegido por el comensal y tres ingredientes más. Todo esto servido en un pan ciabatta y donde el protagonista es la proteína, curada muchas veces con varios días de preparación.

En La Fiambrería los sándwiches pueden pedirse en tres variedades: Piccolo, con 100 gramos de carne, Feroce con 200 gramos y Gigante, con 300, siendo el de 100 para comer liviano, el de 200 para los que tienen hambre y el de 300 ya para los más comilones o incluso, ya para compartirlo.
Y acá es donde entran en juego los precios y lo que imaginamos, más enojó a Dylantero, porque efectivamente se trata de una experiencia con un precio muy diferente a lo usual. Un sándwich de 100 gramos vale 8.990 pesos, uno de 200 vale 12.990 y el de 300, 15.990. Si al grande le sumamos el 10% de propina, quedan los 18 mil pesos que le costó el sándwich, sin bebida ni acompañamiento, y la razón por la cual lo llamó en un tweet como “La mayor estafa de providencia”.
Dylantero algo sabe de precios de restoranes, ya que durante algún tiempo tuvo un local de completos, llamado Sus, que precisamente cerró, según cuenta en un video, debido a los altos costos que conllevaba tener un local que funcionaba “con todo legal”.
Pero aun así le sorprendió el hecho de pagar 18 mil pesos por un sándwich bastante sencillo, aunque grandote y llenador.
¿Cómo se explica el precio? Básicamente porque los ingredientes que se usan son caros. Por ejemplo, la misma Fiambrería vende packs de su charcutería para que uno pueda llevársela a casa y los 200 gramos de pastrami cuestan $5.990 según el sitio web de La Fiambrería.
Eso significa que para armar el sándwich de 200 gramos, $12.990, hay que agregar el costo del pan ciabatta que también es artesanal, la coleslaw fresca preparada en el local, el queso gouda que, si bien es una o dos láminas, también se vende en La Fiambrería por 4.990 el cuarto de kilo y la salsa que no sabemos muy bien qué trae. Si a eso le sumamos la mano de obra, es un precio que, si bien no se condice con la norma chilena, es normal verlo en lugares similares.
Guardando las proporciones, en Nueva York, la cuna del sándwich Deli, el lugar más famoso del mundo es Katz, y el sándwich de pastrami, sin ningún agregado, parte en los 30 dólares. Y en Argentina, uno de los mejores lugares para comer un sándwich de Pastrami es La Crespo, donde el Hot Pastrami tiene un valor de 22.990 pesos argentinos (unos 17 mil pesos chilenos).
Entonces sí, los sándwiches deli son caros en todas partes del mundo mientras sigan aquella fórmula. ¿Pero qué tal de sabor?

Si hay algo que destacar es que al menos a mí, 200 gramos de Pastrami sí que sirven para llenar un estómago hambriento a la hora de almuerzo, y si bien es una preparación bien hecha, con productos frescos, un pan caliente y crujiente, el paladar chileno tradicional está más acostumbrado al exceso, cosas que chorrean, sándwiches que con suerte se pueden tomar con la mano y ojalá con el menor precio posible.
El sándwich de pastrami de La Fiambrería apuesta por la calidad de sus productos por sobre la cantidad y al menos lo hacen de manera transparente, con todos sus precios colocados tanto en sus locales como sus redes sociales.
¿Es entonces una estafa? Al ser un local que vende no solo sándwiches, sino que los ingredientes para hacerlos en tu casa, es bastante transparente en lo que ofrece. Acercarse al local, ver un rato cómo son los sándwiches y decidir si hacer la fila o no, es algo totalmente fácil de hacer.
El punto que sí se puede conceder es que el concepto de Deli Sandwich va a costar que pegue cuando salimos a comer y pensamos cuántos completos con bebida podríamos haber comprado por ese precio.
Y Dylantero es tan chileno que hasta se puso con un local de completos, así que no podemos culparlo de ir a comer con la óptica típica del chileno, en la que podemos hacernos un sándwich con solo una tajada de jamón y de queso, pero si vamos a almorzar suele valer más la cantidad de ingredientes que solo la calidad.
Y lo se porque a pesar de su sabor, yo tampoco volvería porque para ser honestos, yo también mido el precio de las cosas en completos y no en pesos.
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