Su nuevo plan es impulsar la producción dentro de su país, clamando que se trata de un asunto de seguridad nacional. “¡Es un tema de propaganda y de mensajes!”, dijo.
El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere imponer un arancel del 100% a todas las películas que sean producidas fuera de su país.
Lo anterior no solo involucra a películas extranjeras, sino que también a las producciones que Hollywood filma en el exterior, algo que ya es norma. Es, por ejemplo, lo que hizo Peter Jackson para llevar a cabo El Señor de los Anillos en Nueva Zelanda o lo que hace James Cameron con sus películas de Avatar.
Pero también eso no solo ocurre con proyectos gigantescos como los de Marvel Studios o sagas como Misión Imposible, que tienen locaciones alrededor del mundo, sino que también películas independientes que se realizan en el exterior para aprovechar las bondades impositivas que entregan algunos países.
Para concretar su plan, Trump planea impulsar las acciones a través del Departamento de Comercio y la Oficina del Representante de Comercio.
En su red Truth Social, el mandatario escribió:
“La industria del cine en Estados Unidos está MURIENDO rápidamente. Otros países ofrecen incentivos para llevarse a nuestros cineastas y estudios. Hollywood y muchas otras zonas del país están siendo devastadas”, dijo.
En ese sentido, el presidente considera que el traslado de producciones al extranjero forma parte de un “esfuerzo concertado” de otros países para debilitar a EE.UU., y llegó a calificarlo como una “amenaza para la seguridad nacional”.
“Además de todo lo demás, ¡es un tema de propaganda y de mensajes!”, dijo. Y añadió: “¡Queremos películas hechas en Estados Unidos, otra vez!”.
Las palabras ya han sido ampliamente criticadas en medios especializados de cine y, a la vez, también surgen voces que apuntan a que el plan de Trump no tendría base legal.
Sin embargo, desde el inicio de su segundo mandato, Trump ha hecho de Hollywood uno de sus blancos políticos. Una de sus primeras decisiones fue nombrar a Mel Gibson, Sylvester Stallone y Jon Voight como “embajadores especiales” para recuperar la industria. Aunque Gibson y Stallone no han tenido mayor presencia, Voight ha estado en contacto con sindicatos y ejecutivos de estudios.
Además, las expectativas han apuntado a que el gobierno federal impulse incentivos fiscales para fomentar la producción dentro de Estados Unidos. Pero en lugar de eso, el arancel del 100% se perfila ahora como la principal medida.
El plan de Trump podría tener un efecto adverso
Todavía no se sabe si esta medida afectaría solo a películas o también a otras producciones como series de televisión. Si se extiende a todos los formatos, el impacto podría ser mayor y más negativo.
Por ejemplo, compañías como Netflix cuentan con un modelo en el que entregan recursos a productoras del extranjero para realizar series y películas locales que pueden estrenar a nivel global y convertirse en todo un éxito. Es lo que pasó por ejemplo con El Juego del Calamar y recientemente con El Eternauta.
En ese sentido, aunque el objetivo declarado de Trump es impulsar la producción en Estados Unidos, especialmente en zonas como California, un arancel no reduce los costos de filmar en el país. Solo encarece hacerlo fuera.
Por eso lo anterior podría llevar a que los estudios simplemente produzcan menos contenido en general, en lugar de impulsar una era de oro para Hollywood.
Solo queda agregar que California ya se discute un plan para duplicar sus incentivos fiscales para la industria cinematográfica, llevándolos a $750 millones de dólares. Y ese es el tipo de medidas que habitualmente funciona para atraer producciones a territorio estadounidense.