En Microsoft están decididos a obligar a que los usuarios se actualicen a Windows 11, dejando atrás de forma completa a Windows 10.

Su nueva medida involucra un aviso concreto: a partir de octubre no darán soporte a las aplicaciones de Office, como parte de la suite conocida como Microsoft 365, en el antiguo sistema operativo.

Esta nueva decisión coincidirá con el fin del soporte de Windows 10, lo que está fijado para el próximo 14 de octubre, por lo que los usuarios y empresas que dependan de Microsoft 365 tendrán que actualizarse sí o sí.

Lo anterior no implica que las aplicaciones dejarán de funcionar en Windows 10, pero con el tiempo comenzarán a existir problemas de rendimiento y confiabilidad. Y Microsoft no podrá ser contactada para resolverlos.

El gran objetivo de Microsoft para este año es que los usuarios actualicen sus computadoras, pues se niegan a bajar los estrictos requerimientos de hardware que requiere Windows 11 y que incluyen un modulo TPM 2.0 para seguridad.

Sin embargo, esa misma exigencia está provocando que la adopción de Windows 11 sea mucho más lenta, pues millones de máquinas con Windows 10 no pueden actualizarse así como así, por lo que está por verse si el gallito de Microsoft da resultado.