Desde hace unos meses, el FBI ha estado investigando la desaparición de dos jóvenes brasileñas, de quienes solo se sabía que habían compartido con la influencer Kat Torres, una modelo y ex de Leonardo DiCaprio según su relato, aunque cercanos al actor lo desmienten.

En un inicio, la joven no levantó sospechas y gracias a su fama se ganaba la confianza de las víctimas. Recientemente la BBC, informó que Torres fue condenada a ocho años de prisión por tráfico de personas.

“Hacía creer que había superado un caso de violencia infantil y abuso, y solo quería ayudar”, contó Ana, una de sus víctimas. “Ella me evocaba una suerte de esperanza. Todas mis dudas y decisiones pasaban por ella antes. Todo lo hacíamos juntas”, agregó.

“Me trataba como si fuera su esclava”

El modus operandi de Torres era acercarse a mujeres vulnerables para prometerles rescatarlas de sus problemas, además afirmaba tener poderes mentales. Según el mencionado medio, estos supuestos poderes mentales eran en realidad efectos del ayahuasca.

La influencer ganaba dinero al mantener relaciones románticas con personas ricas, y tenía una página web donde ofrecía sus servicios y videos de autoayuda con consejos para las relaciones de pareja, el bienestar físico y espiritual y el éxito en los negocios, incluyendo programas de hipnosis, meditación y ejercicio.

Kat además alejaba a las chicas de sus familias, haciéndolas depender solo de ella: “Me trataba como si fuera su esclava. Sentía que estaba atrapada y no tenía salida. Creo que fui una de sus primeras víctimas”, dijo Ana, quien escapó a los tres meses.

La campaña de las familias que dio frutos

En septiembre de 2022, las familias de Desirrê Freitas y Letícia Maia, dos jóvenes brasileñas desaparecidas, lanzaron un mensaje de ayuda. También había otra mujer desaparecida llamada Sol.

Torres hizo que Desirrê viajara de Alemania a Estados Unidos. Letícia, conoció a Torres a los 14 años y terminó trabajando en su casa en Texas. Sol buscó su ayuda tras quedarse sin hogar.

Desirrê aceptó trabajar como stripper junto a Sol por dinero. Ambas vivían bajo estrictas normas y necesitaban el permiso de Torres incluso para ir al baño. “Era aterrador. Pensé que podría pasarme algo porque tenía toda mi información, mi pasaporte, mi licencia de conducir”, contó Sol.

Si no ganaban 3.000 dólares, debían irse. Cabe destacar que en Texas, la prostitución es ilegal, así que las dos mujeres pudieron denunciar. Según datos bancarios, en dos meses Torres ganó más de 21 millones de dólares.

Las familias de ambas jóvenes pudieron dar con su paradero junto al FBI. La policía acudió a la casa de Torres donde estaban las mujeres. Actualmente está detenida y enfrenta ocho años de prisión por trata de personas y proxenetismo.