El nivel en Santiago prometía mucho. De tan solo mirar la nómina de competidores, quedaba claro que la regional de la zona centro sería una lucha encarnizada por los cuatro puestos a la final nacional de Batalla. Ya en los filtros, donde 16 de 32 cabezas ruedan por el suelo, uno de los mejores en la historia del freestyle chileno, Stigma, quedó fuera de los clasificados a octavos de final. Su temprana eliminación fue un indicio de lo que vendría: una jornada donde la sobrevivencia no estaba asegurada para nadie.

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Anubis también se enteró a la mala de que tener currículum es una cosa y pasar de ronda es otra. En teoría, un competidor de FMS debiese superar octavos ante un rival con mucho menos training, pero en la práctica no fue así cuando el oriundo de Santiago Centro se encontró con un inspirado BSK que simplemente no le dejó chance. El choque entre ambos, pese a ocurrir al inicio del evento, generó la clase de pasiones que desatan las finales gracias al relato tejido por los MCs. Anubis versus BSK fue el primer gran batallón del día, y una señal de que BSK venía con suficiente fuerza para estar entre los cuatro elegidos, tal como terminó ocurriendo.

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Otro de los cuatro elegidos, Metalingüística, tuvo que atravesar un rocalloso sendero en su camino hacia la final. En el más evidente de los choques de estilos de toda la competencia, el juvenil metriquero penquista (que en octavos venció al ingenio de Satim) se encontró de frente en cuartos con Astropoeta, un freestyler clásico que representa prácticamente lo opuesto (y que le ganó en octavos a otro rapero de la mata, Nait). La misión no estuvo nada fácil, pero Metalingüística la sacó adelante y su siguiente rival sería aún más difícil: El Menor, su verdugo hace poco en una exhibición de FMS y el favorito sentimental de la audiencia, que terminó sucumbiendo ante el firmado por Universal en un duelo estrecho que le exprimió mucho de su jugo antes de la gran final contra Facuskill.

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Antes de ser vencido por Metalingüística por un margen infinitesimal, El Menor tuvo un rendimiento que esperanza con sus posibilidades de volver a las glorias pasadas. Tal como Teorema en la final sureña, la suya era una historia de redención tras haber caminado por el desierto, alejado del nivel que le valió su fama de heredero al trono del freestyle. Muy superior a sus rivales en octavos y cuartos, Biapensil y Atri, El Menor tuvo ocasiones para lucirse siendo implacable y contó en todo momento con el apoyo irrestricto de un público deseoso de verlo triunfar. La comunidad de las batallas sabe que, cuando el coquimbano entra en la zona, no hay quien lo detenga, y hubo varios atisbos de ese estado de gracia en esta regional.

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Ver a El Menor campeonando era el deseo de la mayoría del público, pero la jornada se fue por un carril distinto y Facuskill terminó coronándose como jerarca de la zona centro. Simplemente no pudo ser de otra forma: a la hora de responder, ninguno de sus oponentes logró encamararse a su elevado nivel. De las tres regionales, sin duda el vencedor más atípico, un estudiante de medicina con un sello personal mucho más pulcro que el de cualquiera de sus rivales, pero suficiente experiencia y corazón para sobrellevar el hecho de que en el mundo del rap un origen como el suyo cierra más puertas de las que abre. Los prejuicios que eso genera ya son parte de su propio repertorio, en todo caso: incluso de autodenominó cuico en una de sus mejores salidas durante el evento. Justo ganador en Santiago de cara a una nacional que este 6 de noviembre será una navidad anticipada para los amantes del freestyle.