Partyceo: Y las páginas callampín bombín

Kidd Voodoo en Partyceo (captura de TikTok: @cattalinacatalan).

“Por lo visto, el género chileno no tiene periodismo musical, sino solo una cáscara vacía. Un simulacro que no es periodismo porque no dice la verdad”.

Existen dos versiones de lo que pasó en Partyceo.

Una es la que cuentan los medios acreditados y las redes sociales del festival urbano producido por Proaudi.

Otra es la que cuentan las personas que pagaron su entrada, así como varios de los artistas presentes junto a miembros de sus equipos.

Si uno se queda con la versión de los media partners y de la productora, Partyceo estuvo diez puntos y no hubo irregularidades que reportar.

Peeero…

Una sola pasadita por TikTok basta para ver que la organización fue tan mala que hasta puso en riesgo el bienestar de los asistentes.

En Partyceo, el acceso al agua fue un punto débil tanto en la fecha de Concepción como en la recién hecha en Santiago.

La gente lo hizo notar durante los shows, no solo pidiendo líquido a viva voz, sino con algunas personas desmayándose por falta de hidratación.

Desde luego, esto perjudicó la energía de los shows, interrumpiendo su flujo natural y empeorando su calidad.

Especialmente notorio fue el caso de Akriila en Concepción y de Kidd Voodoo en Santiago, quienes hicieron ver su incomodidad a través de las redes sociales, denunciando a la organización por negligente.

Akriila comentó que la producción tenía bidones, pero aun así no los hizo llegar a la gente que reclamaba por agua durante su show.

Confundida y molesta con la organización, la cantante no tuvo su mejor día sobre el escenario, la gente se descargó con ella gritándole “perkin” y el caos de Partyceo terminó salpicando sus redes y su imagen.

En el show de 20 minutos que pudo brindar, a causa de la improvisación con los horarios (anunciados prácticamente sobre la marcha), Kidd Voodoo hizo la misma denuncia y su micrófono fue cortado.

Su club de fans, en tanto, acusó que la productora los acreditó solo para utilizarlos en la promoción del evento y una vez ahí los echaron.

Junto a ellos, hay equipos de trabajo de artistas comentando en las redes que después de cumplir con sus presentaciones la organización les pidió cortar sus pulseras de backstage e irse del recinto.

Todo esto ante el silencio de los medios. Si uno revisa sus coberturas, queda la sensación de que todo en Partyceo marchó sobre ruedas.

Chantas habrá siempre. Es la naturaleza de este juego donde cualquiera con plata puede apostar. Por eso es tan importante que la prensa fiscalice y no solo haga promo.

En el caso de Partyceo, la crítica es necesaria para meter presión y hacer que su venidera fecha en Viña sí cumpla. No se trata de ser basado o polémico, sino de mejorar las cosas.

Y eso nunca se logra callando.

Algo huele mal en la prensa urbana cuando todos sacan la voz para denunciar un evento charro menos las páginas que estuvieron ahí.

Por lo visto, el género chileno no tiene periodismo musical, sino solo una cáscara vacía. Un simulacro que no es periodismo porque no dice la verdad, ni tampoco es musical porque defiende a las mismas productoras que se pasan por el pico a los artistas y a sus fans.

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