Estimado galeno: 

No tengo cara para hablar con mi señora, porque lo que estoy haciendo no tiene ningún perdón.

Fue para el Año Nuevo y dura hasta estos días. Antes de las 12 de la noche estábamos con toda la familia reunida. Bailamos, comimos lentejas, mi hermano se cayó de curado, mi prima se puso a vomitar, tocó una orquesta y los padres de mi señora y los míos terminaron abrazados y durmiendo en el living de la casa. Era una selva esa jornada.

Pero a las seis de la mañana, cuando todos estaban durmiendo la mona me levanté al baño. Ahí, entre medio de una puerta, sentí un silbido. Era mi cuñada, que semidesnuda me llamó para que me acostara con ella.

En 25 segundos estaba dele que suele con la hermana de mi mujer. De ahí en adelante me tiene amenazado. Dice que si no tengo sexo con ella me va a acusar con mi señora y le va a contar todo. Estoy desesperado, así que mantengo esta doble relación. Pero amo a mi mujer y si revelo todo me voy a ir cortado.

LALO

Don Eduardo:

Si se va cortado, será una vez más, pues hijo. Si la que está haciendo ya está añeja. Le hablo de más de más de cinco meses y me viene con el cuento del miedo. 

Usted es bien cara de jarra, pues si estuviese realmente enamorado la cosa la habría cortado ese mismo día. O al día siguiente, ya que hay que reconocer que la curadera espanta todo resquemor y aumenta la californiedad. 

Pero después siguió y siguió y siguió y siguió, seguramente hasta anoche. No debe ser tan malena su cuñada para mantener el ring ocupado harto tiempo. 

¿Será mejor que su señora?¿Le hace cosquillitas en la guata?¿Le hace el ñe? Cuente, poh. 

¿Sabe qué más? No cuente nada. Lo único que tiene que hacer, por obligación, es irse de tarro con toda la familia. Se va a desmoronar, pero el tiempo la juntará de nuevo. Ahí se darán cuenta que los carretes descerebrados tuvieron un mal final, ahí se percatarán que a veces se puede pasar bien sin tomar copete hasta perder la dignidad. 

Va a perder a su mujer con la verdad. Pero será por el tiempo que usted mismo deberá acortarlo a punta de méritos y transparencias. 

La verdad siempre está ante todo. He dicho.