Maestro del amor: 

Nunca me imaginé que llegaría a necesitar de su ayuda, pero las vueltas de la vida me obligan a dirigirme a usted. Hace siete años que soy casada con quien era el amor de mi vida, pero bastó que firmara en el Registro Civil para que mi príncipe se convirtiera en sapo.

Cambió completamente. Ahora es el más idiota que pisa la Tierra. Se enoja por todo, no me ayuda en nada, tenemos una hija de siete años y ni siquiera se salva como papá.

He aguantado miles de cosas por mi nena y porque quiero que viva en un ambiente familiar.

Pero no soy la única que sufre. Mi cuñada -hermana del susodicho- trata igualito a su marido y debe ser hereditario, porque mi suegra hace lo mismo con su esposo.

Y bueno, doc, con mi concuñado nos reíamos de nuestra situación hasta que un día, por circunstancias de la vida, nos quedamos solitos en la casa y nos tomamos unos traguitos. No nos dimos ni cuenta y terminamos en la cama consolándonos sin ropita.

Fue espectacular, doctor. Me hizo recordar cosas que ya se me habían olvidado.

No pasa el día en que no buscamos un tiempecito para estar juntos y ya estamos muy enganchados. Quiere que tengamos un hijo porque mi cuñada no puede.

Pero yo me cuido mucho porque siento que va a quedar una embarrada cotota y no sé cómo van a reaccionar los hermanitos del terror.

Necesito urgente su consejo, doc. Estoy sufriendo.

ENAMORADA

Lady sufrida:

Entiendo que su vida es un martirio y que con su cuñado les tocó el loto con mil ganadores y que para alegrarse la vida se han estado refregando las penas en un colchoncito pecaminoso. 

No hay duda, doña, que usted lo está pasando mal y que su esposo está siguiendo la tradición familiar. Pero a la primera vez que el tipo se subió por el chorro usted debió darle el corte o amenazarlo con un maguachi directo al hoci.

Pero quedándose callada y aguantando tonteras sólo logró darle la mansa pasada al abuso. 

Ese hombre que no se preocupa de su hija no vale nada. Es un cobarde, un ser que en el corazón tiene menos sangre que patita de canario.

Y para qué decirle de su cuñada, que andaba en la misma dinámica mala onda, haciéndole honor al sello de la familia.

Pero la solución, reina, es darle el corte a todo ahora y que cada uno le dé el filo a sus parejas. La cosa ya está muy tóxica y antes de que los pillen en la maldad misma que estaban haciendo es echarse al pollo de sus respectivas rucas.

Va a quedar la embarrada sí o sí, conociendo lo polvorita que son en la familia y van a tener que comprase un kilo de paciencia para aguantar los escándalos que se vienen en el futuro. Y no es que esté chamullando con mis predicciones a lo Salfate; le estoy contando la verdad de la milanesa, sin adornos,

Se viene dura la cosa. Y si quieren, para amenizar el entuerto, se llevan al suegro también, que de seguro debe tener las maletas listas hace 30 años.