Doctor Cariño :

Me di cuenta de que estoy enamorada de mi esposo. Sí, aunque no lo crea. Me casé por obligación y durante diez años sólo fue pura compañía por los niños.

Era fome, penca en el catre. Pero hace dos años empezó a ponerle bueno y todos los días me hace el amor hasta la madrugada. Le descubrí unas pastillas de Viagra, y se lo hice ver.

De puro vergonzoso salió arrancando y no volvió más. Me llama y me dice que se siente un impotente y que no quiere volver a la casa.

No sé qué hacer, porque los críos lo echan de menos y ahora que no lo tengo siento que lo amo. Es raro todo.

MANU

Señorita Manuela:

Su historia es más rara que pez con hombros, pero sí le puedo contar que el Viagra es un estimulante pulento para los hombres que lo necesitan.

Si su marido le dio como guaraca estos dos añitos a punta de azules da exactamente lo mismo que usted le haya pillado las pastillas. Creo que acá mi compadre está metido en algún atado con otra pierna o se quería ir de la casa porque está choreado.

Ojalá que me haya equivocado y que sea sólo esa extraña vergüenza del caballero al verse sorprendido de que se pichicatea para estar como un roble.

Si él lee esto que le quede claro: HASTA CABROS CHIICOS TOMAN VIAGRA. Es un fármaco que se está haciendo común y da lo mismo que lo tome o no.

Es raro toda esta historia. Lo que sí está claro es que ahora quedó solita y anda pidiendo a gritos el cabecita de gato.