Estandarte del músculo rojo: 

Mi corazón dice que sí, pero mi ñata, no. Le cuento... Tengo 35 años, soy federico de cerca y de lejos, llevo como 10 años sacando una carrera técnica y todavía me quedan como 29 ramos. Y de lo malo mío le puedo contar con toda sinceridad que soy enojón, flojo y mala persona.

¿Pero sabe? La vida como que me dio una oportunidad y me puso una diosa, justo al frente de mi casa. Es carnuíta, blanquita como leche, ojitos pardos... Mmmm. La veía todos los días y ella me miró a mí. Mire para todos lados primero y sí, me miraba a mí...

Ella trabaja en una panadería del barrio y le aplica a las masas. Meta uslero. El drama, doc, es que como para esta fecha andan haciendo empanás como locos, a ella le dio por comerlas. Y el drama es que como le tiran tanta cebolla como que a mi minita se le murió el hoci. Y ya me da lata acercarme, porque me deja turnio con cada besito de amor.

DESESPERADO

Fresco de raya:

Lo entiendo. Acá tengo varios colegas doctores que les regalan Pato Purific para sus cumpleaños. Cuando hablan es como que se abriera un ataúd de alguien que en vida fue malo para el agua. Es como que si se les venciera el desodorante en la boca. 

Y si bien entiende el percance oloroso, de paso le digo que usted es un fresco de ahí mismito, considerando todos sus “dotes” emocionales e intelectuales. Qué tanto. Ya pasará el tiempo de la empaná y ella volverá a masticar flores. ¿Y a usted, su tonto feo, se le quitará lo federico?