Doctor Cariño:

Prefiero que usted me meta su garrote sabio, antes que me saquen la cresta así que ahí va mi historia. Soy repartidor de gas. Obvio, que por esta pega uno empieza a tener onda con los vecinos y yo pinché sobre todo con una, que es una verdadera amazonas. Todo partió un día en que ella aparte del balón me pidió que se lo pusiera, o sea, en el buen sentido de la palabra. Entré a la casa y se veía como una diosa en baby doll. Con la pura mirada me lo dijo todo y cuando probamos que el agua salía calentita en la ducha pasó de todo. Con decirle que me fui empapado al camión. Ahora esto ya es sagrado y al menos dos veces al mes voy a poner el cilindro. Pero tengo miedo que los vecinos me tengan cachado y el dueño de casa, que es carabinero más encima, me termine matando. Ayuda.

Raúl

Don Raúl:

Su carga explosiva corre más peligro que nunca por no saber controlar su cabeza, tanto inferior como superior, que me queda claro que la tiene conectada con el trasero. Cómo se le ocurre, literalmente, "reponerle" el suministro a la esposa de un uniformado, más en estos días donde los amigos de verde andan más brígidos que nunca. Quiere acabar con un perdigón en el ojo y el asterico, acaso, ¿ah? Yo que usted aprendo a controlar la válvula loca que Dios le dio entre las piernas y borro de frentón el recorrido de esa mujer, que no le basta con la luma del marido. Apriete ahora que puede, ya que ha tenido suerte que más de un vecino sapo le vaya con el cuento al policía cabeza de alce. No tendrá dos oportunidades..

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com