
Gran Doc:
Le cuento mi dilema. Resulta que soy más mentirosa que el botón del semáforo, y eso me metió en el manso tete. A mis 20 primaveras, cuando debería andar perreando y sobajeándome con cualquier chiquillo con peinado sopaipa en la disco, resulta que a mí me ha ido como el ajo en el amor. Tanto, que quise buscar algo diferente y probar el chateo. Ahí me pillé con un jote de 23 años que juraba que me conocía, pero el cabro estaba confundido, porque a la que conoce es a una amiga mía, la gringa, que somos como hermanas, pero de distintos papis. Y a mí me pareció interesante esto de hacerme pasar por otra mina y le seguí la corriente, hasta puse la foto de mi amigui en el chat.
Como él es del norte y yo del sur, no me urgí con que me cachara. Y del compu pasamos a un lindo romance por celular, pero ahora a él se le ocurrió venir a verme, para concretar personalmente nuestro cacheteo virtual, porque quiere conocerme en todas las posiciones.
Y yo estoy muerta de miedo porque el chiquillo ya está comprando los pasajes y no quiero que se lleve la desilusión de su vida, porque, como le dije, con mi amiga somos como hermanas, pero de alma no más, porque de cuerpo a mí me tocó la parte mala de la genética. Mientras mi compinche tiene carita de muñeca y pesa menos que un paquete de papas fritas. Yo me he comido todos esos paquetes y peso más de 100 kilos y llegué tarde a la repartija de carachos. Estoy tan asustada que últimamente ya ni le contesto los llamados, y si él llega a venir no me gustaría esconderme debajo de las piedras. ¿Qué hago?
LA GORDIS
Querida Golosilla:
Me queda clarísimo que usted es más insegura que perrera de pitbulls, si no cómo se explica que le haya hecho la mansa chanchada a la que dice que es su amiga.
¿Nunca le cayó el alcachofazo de que estaba siendo más chueca que cuñada de futbolista con su yunta, la mina?
Mire, hay gorditas que están de lo más sanitas, rosadas, coquetas y calentitas, y a las que nunca les falta su peor es nada, así que estaba de más que se pusiera a cantinflear con su identidad, porque eso iba a terminar mal sí o sí. Pero si usted anda con esa actitud apocada en la vida real, entonces a lo mejor por eso no se le acercan ni las moscas. Despavílese y enchúlese su poco, a ver si algún huaso cae y queda atrapado entre rollito y rollito.
Ahora tiene tres posibilidades. La primera es que le cante la pulenta a su jote de las pampas antes de que saque los boletos de la intercomunal, a ver si se entusiasma igual con ir a agarrar contundente al sur. Lo otro es que después de toda la calentura se haga la pechoña, le diga que la tontera se puso turbia, que le dio julepe y le dé la cortada virtual. La última es que siga haciéndose la de las chacras. El riesgo de lo último es que alguien sapee todo lo que pasó a su hermana del alma y usted quede como chaleco de gorila y pierda hasta la dignidad en esta pasada.
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